sábado, 31 de enero de 2015

Argote de Molina


Gonzalo Argote de Molina (Sevilla, 1.548 – Las Palmas de Gran Canaria, 1.596), militar, escritor, editor literario, anticuario, historiador, genealogista y Caballero Veinticuatro de Sevilla.

 De familia noble y adinerada, desde temprana edad estuvo al servicio de las armas, pues en el año 1.564, con tan solo 15 años, intervino en la conquista del Peñón de Vélez de la Gomera (Marruecos) y en 1.568, ya con la graduación de alférez provincial de la Santa Hermandad de Andalucía, combatió contra los moriscos durante la rebelión de estos en las Alpujarras de Granada y después militó en las galeras de España que estaban al mando de don Juan de Austria.

En 1.578 fue nombrado Juez Ejecutor de la Santa Hermandad de Sevilla, sucediendo a Diego Fernández de Andrada, aunque tuvo que esperar dos años de litigios hasta tomar posesión del cargo.
Argote de Molina alcanzó también la dignidad de Caballero Veinticuatro de Sevilla y los títulos de señor de la Torre de Gil de Olid y de la Torre de Don Jofre.

Marchó a las Islas Canarias en 1,586 para casarse con doña Constanza, hija del primer marqués de Lanzarote, don Agustín de Herrera y Rojas. Durante su estancia en la isla de Lanzarote mandó construir en 1.588 el convento franciscano de Teguise, del que tan solo queda en la actualidad la iglesia, un templo que fue dedicado a Nuestra Señora de Miraflores.

Defendió Lanzarote del ataque argelino de Morato Arráez en 1.586, quien capturó a su esposa y suegro, que tuvieron que ser rescatados por Argote de Molina pagando una importante cantidad de dinero.

También participó en la defensa de la isla de Gran Canaria del ataque por parte del corsario inglés Francis Drake en 1.595.

Después de dejar el ejercicio de las armas, se dedicó al estudio de las letras y a la creación de una gran colección de antigüedades: retratos, armas, monedas, animales disecados, libros antiguos, plantas y piedras, convirtiendo su hermosa casa de la calle Francos de Sevilla en un famoso museo. Llegó a adquirir tanta celebridad este museo que se afirma que Felipe II lo visitó de incógnito durante su estancia en la Ciudad en el año 1.570.

En su valiosa biblioteca había algunos códices medievales de los que tan solo se conservan las noticias que Argote de Molina nos dejó, entre ellos un manuscrito del “Libro del Buen Amor”, obra de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.

Fue autor de varias composiciones poéticas y de los seis libros del repertorio nobiliario “Nobleza de Andalucía” (1.588), que contiene diversas informaciones históricas y literarias. También publicó otros libros de gran interés en su época, como su “Discurso sobre la poesía castellana” (1.575), que constituye uno de los primeros intentos en clave humanística de analizar el panorama histórico castellano.

Durante su vida trató a grandes figuras del humanismo como Juan del Mal Lara, y a poeta y a poetas, como Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina y Juan de la Cueva entre otros.

jueves, 15 de enero de 2015

San Juan de Ribera


Este santo de gran presencia y reconocimiento en Valencia era sevillano. Juan de Ribera (Sevilla, 1.532 – Valencia, 1.611), obispo de Badajoz, arzobispo y virrey de Valencia, y Patriarca de Antioquía. Canonizado por la Iglesia Católica.

De posición social noble, nació en la calle Abades en la casa – palacio de los Pinelos. Su padre, Per Enriquez y Afán de Ribera y Portocarrero, era duque de Alcalá y marqués de Tarifa. Juan de Ribera se quedó huérfano de madre siendo muy niño.

Estudió en la prestigiosa Universidad de Salamanca, con teólogos de la categoría de Francisco de Vitoria, Melchor Cano y Domingo de Soto. Cursando cánones, artes y teología.
Antes había recibió la tonsura clerical el 23 de marzo de 1.544 en la iglesia de San Esteban de Sevilla.

A propuesta del rey Felipe II, y cuando contaba solamente 30 años, en 1.562 el papa Pío IV lo nombró obispo de Badajoz. Allí se dedicó con todas sus fuerzas a adoctrinar a los católicos e ir en contra del nuevo movimiento de los protestantes.

El papa San Pío V, en el consistorio de 30 de abril de 1.568, le confirió el título de Patriarca de Antioquía, y dos meses después, a la edad de 36 años, lo nombró arzobispo de Valencia, con la finalidad de que pudiera afrontar los graves problemas planteados por los moriscos valencianos.
Al final, tras treinta años de frustrados intentos, utilizó su posición e influencias para ser uno de los principales impulsores y el más firme abogado ante el rey Felipe III de la expulsión de los moriscos, después de haber recurrido a todos los medios para poder conseguir su conversión.

El problema se resolvió mediante el decreto del rey Felipe III, que los expulsaba del suelo español en 1.609. El rey le nombró virrey y capitán general de Valencia (1.602 – 1.604). Supo llevar con gran acierto este cargo, reprimiendo el bandidaje y la corrupción.

San Juan de Ribera, incansable y entregado a su labor episcopal, recorrió varias veces la diócesis valenciana, llevando a cabo 2.715 visitas pastorales a las parroquias y celebró siete Sínodos, o reuniones con todos los párrocos, manifestando su preocupación por elevar la enseñanza de la Teología en la Universidad, necesitada de una urgente e intensa reforma. Durante su largo pontificado fundó 33 conventos en su diócesis.

También fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio de Trento. Se convirtió así en un ejemplo y paradigma de la Contrarreforma en Valencia.

Tuvo amistad con todos los santos que florecieron por aquellos tiempos: San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Juan de Ávila, San Luis Beltrán, San Pedro de Alcántara, Santa Teresa de Jesús y un largo etcétera.

El Papa Juan XIII lo canonizó el día 12 de junio del año 1.960, celebrándose su fiesta litúrgica el 7 de enero.