jueves, 15 de enero de 2015

San Juan de Ribera


Este santo de gran presencia y reconocimiento en Valencia era sevillano. Juan de Ribera (Sevilla, 1.532 – Valencia, 1.611), obispo de Badajoz, arzobispo y virrey de Valencia, y Patriarca de Antioquía. Canonizado por la Iglesia Católica.

De posición social noble, nació en la calle Abades en la casa – palacio de los Pinelos. Su padre, Per Enriquez y Afán de Ribera y Portocarrero, era duque de Alcalá y marqués de Tarifa. Juan de Ribera se quedó huérfano de madre siendo muy niño.

Estudió en la prestigiosa Universidad de Salamanca, con teólogos de la categoría de Francisco de Vitoria, Melchor Cano y Domingo de Soto. Cursando cánones, artes y teología.
Antes había recibió la tonsura clerical el 23 de marzo de 1.544 en la iglesia de San Esteban de Sevilla.

A propuesta del rey Felipe II, y cuando contaba solamente 30 años, en 1.562 el papa Pío IV lo nombró obispo de Badajoz. Allí se dedicó con todas sus fuerzas a adoctrinar a los católicos e ir en contra del nuevo movimiento de los protestantes.

El papa San Pío V, en el consistorio de 30 de abril de 1.568, le confirió el título de Patriarca de Antioquía, y dos meses después, a la edad de 36 años, lo nombró arzobispo de Valencia, con la finalidad de que pudiera afrontar los graves problemas planteados por los moriscos valencianos.
Al final, tras treinta años de frustrados intentos, utilizó su posición e influencias para ser uno de los principales impulsores y el más firme abogado ante el rey Felipe III de la expulsión de los moriscos, después de haber recurrido a todos los medios para poder conseguir su conversión.

El problema se resolvió mediante el decreto del rey Felipe III, que los expulsaba del suelo español en 1.609. El rey le nombró virrey y capitán general de Valencia (1.602 – 1.604). Supo llevar con gran acierto este cargo, reprimiendo el bandidaje y la corrupción.

San Juan de Ribera, incansable y entregado a su labor episcopal, recorrió varias veces la diócesis valenciana, llevando a cabo 2.715 visitas pastorales a las parroquias y celebró siete Sínodos, o reuniones con todos los párrocos, manifestando su preocupación por elevar la enseñanza de la Teología en la Universidad, necesitada de una urgente e intensa reforma. Durante su largo pontificado fundó 33 conventos en su diócesis.

También fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio de Trento. Se convirtió así en un ejemplo y paradigma de la Contrarreforma en Valencia.

Tuvo amistad con todos los santos que florecieron por aquellos tiempos: San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Juan de Ávila, San Luis Beltrán, San Pedro de Alcántara, Santa Teresa de Jesús y un largo etcétera.

El Papa Juan XIII lo canonizó el día 12 de junio del año 1.960, celebrándose su fiesta litúrgica el 7 de enero.

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