No fueron las sonrisas de la fortuna las
que acariciaron los primeros años de la vida de Antonio Salado. Hijo de un
médico de modesta posición, atravesó una juventud de verdadero trabajo. Para
ayudar a su carrera pasó los años de sus estudios en la oscuridad de una
antigua botica, donde se trabajaba de día y se velaba muchas horas de la noche.
Discípulo del famoso doctor en medicina
Federico Rubio, fue un prestigioso cirujano y catedrático de patología
quirúrgica de la Facultad de Medicina de Sevilla, médico de la Beneficencia
provincial, de la que fue Decano, y académico de la Real Academia de Medicina.
Una vez finalizada la carrera, Antonio
Salado estaba ejerciendo su profesión en Valverde del Camino (Huelva), cuando
decidió dedicarse a la docencia.
Una de las primeras transfusiones de
sangre realizadas en España tuvo lugar en Sevilla, en el año1.880, siendo el
autor de este hecho insólito el doctor Antonio Salado.
El ácido carbólico fue el primer
antiséptico que se usó en medicina, siendo Antonio Salado el que lo introdujo
en Sevilla. Igualmente introdujo la tintura de yodo cristalizado, lo que en el
año 1.870 representó un gran avance para la medicina.
Era un hombre muy humano y de un gran
corazón. Prueba de ello es cuando, en marzo de 1.888, un niño de cinco años fue
atropellado por un carro en la calle San Luis de Sevilla. La infeliz criatura
fue conducida al Hospital Central en tan mal estado que las esperanzas de vida
eran escasas. Pero quiso la Providencia que, a don Antonio Salado, hábil
cirujano, le tocara encargarse de la cura del niño.
Tuvo que proceder a la amputación de un
brazo, logrando salvarle la pierna a fuerza de muchos cuidados y desvelos. El
desgraciado niño, escaso de recursos económicos y lisiado, era dado de alta y
el señor Salado dejaba de ser su médico, pero compadecido por su situación, lo
llevó a su casa, lo vistió, lo alimentó y le regaló juguetes de sus hijos. Días
después lo ingresó en un colegio público.
A su muerte, sucedida en 1889, la calle
donde vivía, llamada Castellón, fue rotulada con su nombre, Antonio Salado, y
aún sigue.
A su muerte, sucedida en 1889, la calle donde vivía, llamada Castellón, fue rotulada con su nombre, Antonio Salado, y aún sigue.
Ver más en: http://www.20minutos.es/museo-virtual/foto/10949/#xtor=AD-15&xts=467263
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A su muerte, sucedida en 1889, la calle donde vivía, llamada Castellón, fue rotulada con su nombre, Antonio Salado, y aún sigue.
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