jueves, 18 de junio de 2015

Juan de Esquivel




Juan de Esquivel (Sevilla, hacia 1.480 - Isla de Jamaica, 1.513). Nacido en Sevilla, muy joven pasó a las Indias en el segundo viaje de Cristóbal Colón (1.493), participando en la conquista y colonización de la isla de La Española, en donde permaneció un largo periodo de tiempo.

Los colonos de la isla le nombraron procurador para que fuera a España y solicitara al rey Fernando el Católico una disminución de los derechos reales del oro obtenido, que era de una tercera parte. El rey accedió a rebajarlo al quinto (20 %), según provisión real de 5 de febrero de 1.504.

En 1.503, el gobernador de la isla, Nicolás de Ovando, le encargó sofocar una rebelión en el territorio de Higüey, que se hallaba bajo el dominio del cacique taíno Cotubanamá, quien se había rebelado por el asesinato cometido por españoles de uno de los caciques de la isla de Sanoa. Sofocado el levantamiento, después de duros combates, se llegó a una tregua entre Cotubanamá y el capitán español Juan de Esquivel.

Al año siguiente Cotubanamá reinició la rebelión y Esquivel volvió a intervenir como jefe de las tropas españolas. Arrasó por completo los poblados de la región, matando y tomando prisioneros a miles de taínos. Entre los prisioneros se hallaba el cacique Cotubanamá, quien fue llevado a Santo Domingo, en donde fue ahorcado. Pacificada la región, Esquivel fundó una fortaleza y la villa de Salvaleón de Higüey. Regresó a la capital, Santo Domingo, se estableció en ella y se casó con doña Beatriz Álvarez de Herrera.

En el año 1.509, después de seis años de tranquilidad, el nuevo gobernador de la isla, Diego Colón, hermano del Almirante Cristóbal Colón, le encargó la conquista y colonización de la isla de Jamaica, que la Corona consideró como plataforma idónea para las conquistas que debían hacerse en Tierra Firme. Al frente de 60 hombres y después de largos combates, Esquivel logró someter a los nativos e inició el poblamiento de la isla y fundó las villas de Sevilla la Nueva y Melilla, en la costa norte de la isla, enclaves desde los que planeó apoderarse del sur.

Esquivel se convirtió en el primer gobernador de la isla. No se encontró oro en Jamaica, pero poco a poco la isla iba progresando con la producción de algodón, yuca y otras plantas; el ganado aumentaba y comenzaba a arraigar la caña de azúcar. Estableció un astillero en lo que hoy es Old Harbor Bay, donde se acomodaron las instalaciones del puerto.

Sin embargo, la situación de Esquivel cambió de repente. A Fernando el Católico no le agradaban los elogios que Diego Colón le prodigaba, lo que le hizo desconfiar, y para averiguar lo que había entre ambos, envió a La Española al tesorero Miguel de Pasamonte.

A Esquivel se le acusó de negligente en sus funciones y de tibio en la conversión al cristianismo de los nativos. Por consiguiente, una cédula de 10 de diciembre de 1.510, en las que se enumeraban las supuestas faltas de Esquivel, ordenaba a los oficiales de La Española que adjudicasen la gobernación de Jamaica a otra persona, siendo el elegido el capitán Perea. A partir de entonces Juan de Esquivel cayó en desgracia y pasó a un segundo plano, falleciendo unos tres años después por causas desconocidas.

A partir de aquí, la enemistad entre Miguel de Pasamonte y Diego Colón se hizo patente, dividiendo a los residentes de Santo Domingo en dos bandos, originándose serios y continuos desórdenes, hasta el punto en que hubo de intervenir el rey, nombrando a Francisco de Garay nuevo gobernador de la isla de Jamaica el 2 de agosto de 1.515.

martes, 2 de junio de 2015

Diego Martínez Barrio




Diego Martínez Barrio, Presidente de la II República española (Sevilla, 1.883 – París, 1.962).
Martínez Barrio era de origen humilde, pues su padre fue albañil y su madre vendedora en un mercado. Cuando tenía 11 años falleció su madre y muy pronto, con nueve años, se puso a trabajar como aprendiz en una panadería y después como tipógrafo, dedicándose por las noches a una lectura apasionada de cuantos libros y periódicos caían en sus manos.
Siendo un adolescente participó en mítines y reuniones de carácter societario, desembocando, a principios del siglo XX, en el anarquismo más revolucionario. No obstante, Martínez Barrio abandonó el anarquismo, aproximándose a los ideales de la democracia republicana.
Inició su carrera política en 1.903, año en que se afilió a la Unión Republicana, cuyo dirigente era Alejandro Lerroux y comenzó su actividad periodística. En 1.908 se afilió a la masonería, llegando a ser Gran Maestro del Gran Oriente Español. Fundó el diario republicano “El Pueblo” y contribuyó a la difusión de las ideas republicanas en la provincia de Sevilla.

En 1.910 fue elegido, a los 25 años, concejal del Ayuntamiento de Sevilla, permaneciendo hasta 1.913, cargo que renovó tras las elecciones de 1.920. Pero el golpe militar del General Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1.923 lo desposee de su cargo, al ordenar el Directorio Militar el cese inmediato de todos los Ayuntamientos. Durante la dictadura del General Primo de Rivera (Septiembre 1.923 – Enero, 1.930) colaboró con todas las intentonas de la oposición.
En 1.930 firmó el manifiesto del comité republicano y se vio implicado en los sucesos que llevaron a la sublevación de Jaca (Huesca) por parte de los capitanes Galán y García Hernández, por lo que tuvo que huir y exiliarse por un tiempo en Francia.

El 15 de abril, un día después de haberse proclamado la II República, acompañado de Marcelino Domingo, Indalecio Prieto y Lluis Nicolau d’Olwer, que también se encontraban en el exilio, regresó a España por ferrocarril. Una vez en Madrid, se trasladó directamente al Ministerio de la Gobernación, donde quedó constituido el Gobierno Provisional de la República en el que se hizo cargo del Ministerio de Comunicaciones.

Con Lerroux de presidente del Consejo de Ministros, fue ministro de la Gobernación, aunque después abandonó el partido debido a su disconformidad con la política seguida de pactos con la CEDA, presidida por José María Gil Robles. Debido a su discrepancia con los gobiernos radicales, acabó por fundar su propio partido con el nombre de Partido Radical Demócrata que más tarde se integró en la Unión Republicana.

Tras las elecciones de febrero de 1.936, el triunfo del frente popular le llevó a la Presidencia de las Cortes, ejerciendo de forma interina como Presidente de la República, en el periodo comprendido entre el 7 de abril al 10 de mayo de 1,936, con motivo de la destitución de Alcalá Zamora. Es precisamente en esos días cuando, acompañado por el presidente de la Generalitat, Luis Companys, realiza la que sería su última visita a Sevilla.

En la noche del 18 al 19 de julio de 1.936, Manuel Azaña, tras la dimisión de Casares Quiroga, le ofreció la difícil misión de formar un gobierno de conciliación que pudiese evitar la guerra civil. Durante unas horas de actividad frenética, telefoneó a varios jefes militares en un intento para que depusieran su actitud, consiguiéndolo con algunos de ellos. Finalmente habló con el general Mola, el cual se negó a ningún acercamiento. El 20 de julio, presentó su dimisión, al comprender que la guerra civil era inevitable.

Tras el fracaso de sus gestiones, Martínez Barrio se trasladó a Valencia para hacerse cargo de la dirección de la Junta Delegada del Gobierno para la región de Levante, organizando el aprovisionamiento de la Brigadas Internacionales y del nuevo Ejército Voluntario de la República.

Al triunfar los nacionales se exilió, como otros miles de republicanos, primero en Francia; en la primavera de 1.939 en Cuba y posteriormente en Méjico, donde presidió la Junta Española de Liberación.

En 1.943 realizó una gira por Colombia, Bolivia, Venezuela, Chile y otros países americanos para recabar el apoyo de sus gobiernos para la República Española. Simultáneamente, y desde su llegada al Nuevo Continente, mantuvo contactos muy estrechos con la Masonería americana, al tiempo que en España el Tribunal Especial para la represión de la Masonería y el Comunismo le condenaba en rebeldía a 30 años de reclusión mayor.

El 17 de agosto de 1.945 fue designado oficialmente Presidente de la República en el exilio, cargo que ocupó hasta su muerte en 1.962.

Treinta y ocho años después de su muerte, en el año 2.000, obedeciendo a los deseos expresados en su testamento, sus restos mortales fueron sepultados en el cementerio de San Fernando de Sevilla, junto a su primera y segunda esposa.

En el año 1.931, siendo Ministro, el Ayuntamiento hispalense lo distinguió con el título de Hijo Predilecto de Sevilla.