Diego Martínez Barrio, Presidente de la
II República española (Sevilla, 1.883 – París, 1.962).
Martínez Barrio era de origen humilde,
pues su padre fue albañil y su madre vendedora en un mercado. Cuando tenía 11
años falleció su madre y muy pronto, con nueve años, se puso a trabajar como
aprendiz en una panadería y después como tipógrafo, dedicándose por las noches
a una lectura apasionada de cuantos libros y periódicos caían en sus manos.
Siendo un adolescente participó en
mítines y reuniones de carácter societario,
desembocando, a principios del siglo XX, en el anarquismo más revolucionario.
No obstante, Martínez Barrio abandonó el anarquismo, aproximándose a los
ideales de la democracia republicana.
Inició su carrera política en 1.903, año
en que se afilió a la Unión Republicana, cuyo dirigente era Alejandro Lerroux y
comenzó su actividad periodística. En 1.908 se afilió a la masonería, llegando
a ser Gran Maestro del Gran Oriente Español. Fundó el diario republicano “El
Pueblo” y contribuyó a la difusión de las ideas republicanas en la provincia de
Sevilla.
En 1.910 fue elegido, a los 25 años, concejal
del Ayuntamiento de Sevilla, permaneciendo hasta 1.913, cargo que renovó tras
las elecciones de 1.920. Pero el golpe militar del General Miguel Primo de
Rivera en septiembre de 1.923 lo desposee de su cargo, al ordenar el Directorio
Militar el cese inmediato de todos los Ayuntamientos. Durante la dictadura del
General Primo de Rivera (Septiembre 1.923 – Enero, 1.930) colaboró con todas
las intentonas de la oposición.
En 1.930 firmó el manifiesto del comité
republicano y se vio implicado en los sucesos que llevaron a la sublevación de
Jaca (Huesca) por parte de los capitanes Galán y García Hernández, por lo que
tuvo que huir y exiliarse por un tiempo en Francia.
El 15 de abril, un día después de haberse
proclamado la II República, acompañado de Marcelino Domingo, Indalecio Prieto y
Lluis Nicolau d’Olwer, que también se encontraban en el exilio, regresó a
España por ferrocarril. Una vez en Madrid, se trasladó directamente al
Ministerio de la Gobernación, donde quedó constituido el Gobierno Provisional
de la República en el que se hizo cargo del Ministerio de Comunicaciones.
Con Lerroux de presidente del Consejo de
Ministros, fue ministro de la Gobernación, aunque después abandonó el partido
debido a su disconformidad con la política seguida de pactos con la CEDA,
presidida por José María Gil Robles. Debido a su discrepancia con los gobiernos
radicales, acabó por fundar su propio partido con el nombre de Partido Radical
Demócrata que más tarde se integró en la Unión Republicana.
Tras las elecciones de febrero de 1.936,
el triunfo del frente popular le llevó a la Presidencia de las Cortes,
ejerciendo de forma interina como Presidente de la República, en el periodo
comprendido entre el 7 de abril al 10 de mayo de 1,936, con motivo de la
destitución de Alcalá Zamora. Es precisamente en esos días cuando, acompañado
por el presidente de la Generalitat, Luis Companys, realiza la que sería su
última visita a Sevilla.
En la noche del 18 al 19 de julio de
1.936, Manuel Azaña, tras la dimisión de Casares Quiroga, le ofreció la difícil
misión de formar un gobierno de conciliación que pudiese evitar la guerra
civil. Durante unas horas de actividad frenética, telefoneó a varios jefes
militares en un intento para que depusieran su actitud, consiguiéndolo con
algunos de ellos. Finalmente habló con el general Mola, el cual se negó a
ningún acercamiento. El 20 de julio, presentó su dimisión, al comprender que la
guerra civil era inevitable.
Tras el fracaso de sus gestiones,
Martínez Barrio se trasladó a Valencia para hacerse cargo de la dirección de la
Junta Delegada del Gobierno para la región de Levante, organizando el
aprovisionamiento de la Brigadas Internacionales y del nuevo Ejército
Voluntario de la República.
Al triunfar los nacionales se exilió,
como otros miles de republicanos, primero en Francia; en la primavera de 1.939
en Cuba y posteriormente en Méjico, donde presidió la Junta Española de
Liberación.
En 1.943 realizó una gira por Colombia,
Bolivia, Venezuela, Chile y otros países americanos para recabar el apoyo de sus
gobiernos para la República Española. Simultáneamente, y desde su llegada al
Nuevo Continente, mantuvo contactos muy estrechos con la Masonería americana,
al tiempo que en España el Tribunal Especial para la represión de la Masonería
y el Comunismo le condenaba en rebeldía a 30 años de reclusión mayor.
El 17 de agosto de 1.945 fue designado
oficialmente Presidente de la República en el exilio, cargo que ocupó hasta su
muerte en 1.962.
Treinta y ocho años después de su muerte,
en el año 2.000, obedeciendo a los deseos expresados en su testamento, sus
restos mortales fueron sepultados en el cementerio de San Fernando de Sevilla,
junto a su primera y segunda esposa.
En el año 1.931, siendo Ministro, el
Ayuntamiento hispalense lo distinguió con el título de Hijo Predilecto de
Sevilla.
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