lunes, 15 de septiembre de 2014

Marqués de la Mina

Grabado de la conquista de Oran 1732

DE TEODOSIO A PLAZA SAN ANTONIO DE PADUA.
Rotulada en 1.875 en memoria de Jaime de Guzmán – Dávalos Spínola (Sevilla, 1.690 – Barcelona, 1.767), noble, militar, diplomático y gobernador.
Su padre era Pedro José Guzmán – Dávalos y Ponce de León, I marqués de la Mina, y su madre la noble italiana Giovanna María de Spínola y Pallavicini, IV condesa de Pezuela de las Torres, población de la provincia de Madrid.
Desde muy joven se dedicó a la milicia siguiendo los pasos de su progenitor. Sus primeros hechos de armas tuvieron lugar durante la Guerra de Sucesión Española (1.701 – 1.713), luchando al lado del bando borbónico.

En 1.709 solicita al rey Felipe V autorización para la creación de un regimiento de dragones a su costa, unidad mixta capaz de combatir a pie y a caballo, que sería conocido como Regimiento Pezuela y, más adelante, como Regimiento Lusitania, con cuyo nombre todavía pervive en el ejército español. Jaime Guzmán - Dávalos estuvo al frente de este regimiento durante veinte años con el grado de coronel.
Durante estos años, Jaime de Guzmán intervino en múltiples combates al mando de su regimiento en las costas del Mediterráneo, como Barcelona (1.714), Cagliari (Italia) (1.717), Messina y Melazzo (Italia) (1.718), Ceuta (1.720) o Gibraltar (1.727).

En 1.732, el ya II marqués de la Mina, participa en la conquista de Orán como mariscal de campo. En 1.734, como Teniente General, mandó el ala derecha del ejército español en la batalla de Bitonto (Italia), en el marco de los enfrentamientos con los austriacos en la Guerra de Sucesión Polaca.
En 1.742, durante la Guerra de Sucesión Austriaca, fue nombrado jefe supremo de los ejércitos españoles en Saboya en sustitución del conde de Gages. Ese mismo año tomó el castillo de Aspremont, capturando a toda la guarnición y sus cinco cañones, lo que le valió por estos méritos el ascenso a Capitán General del ejército.

Esta constante actividad bélica no le impidió el desempeño de otros cometidos de gran importancia, como su reconocida y valiosa labor de embajador en Francia entre 1.736 y 1.740, o su abundante producción literaria, que le convirtió en uno de los autores militares más prestigiosos de su época.
Siendo embajador español en la corte de Luis XV de Francia, Guzmán – Dávalos fue el encargado de llevar a cabo las negociaciones para desposar a Luisa Isabel de Francia con el hijo de Felipe V, el infante Felipe de España. El éxito de sus gestiones, así como su buena labor como diplomático, le hicieron merecedor del Toisón de Oro y la Orden del Espíritu Santo por parte de los dos monarcas.
Su vida da un giro importante cuando en 1.749 es nombrado Capitán General de Cataluña. Durante su mandato, se llevó a cabo en Barcelona la actuación de mejoras urbanísticas más importante de su historia antes de que tuvieran lugar los ensanches del siglo XIX.

Realizó grandes obras públicas, como la mejora de los accesos a la ciudad, el empedrado e iluminación de calles y el dragado del puerto. También implantó la ópera en el Teatro de Santa Cruz. Impulsará dos grandes proyectos de arquitectura militar en 1.753: la reedificación del castillo de Montjuich y la construcción del castillo de Figueras.

Aunque también empleó una férrea mano dura en determinados momentos, tales como la revuelta popular por la carestía del trigo del año 1.766.

Jaime de Guzmán – Dávalos se casó en dos ocasiones, la primera con doña Francisca Funes de Villalpando, hija de los condes de Atarés, la segunda con doña María Agustina Zapata de Calatayud y Fernández de Híjar, duquesa de Palata, princesa Massalubrense, marquesa de Cábrega y baronesa de Mozota, con la que compartió, como consorte, estos títulos concedidos en el Reino de Nápoles por los borbones españoles. Con ninguna de sus dos esposas tuvo descendencia.
Entre sus muchos títulos y dignidades, fue Caballero maestrante de Sevilla, Señor del mayorazgo de Salteras (Sevilla) y Patrón de la capilla mayor de la parroquia de Omnium Sanctorum de Sevilla.

El marqués de la Mina falleció en Barcelona ocupando su cargo de capitán general de Cataluña. Fue enterrado en la iglesia de San Miguel del Puerto, construida en la Barceloneta durante su mandato.
Antiguamente esta calle se llamó del Moral y después de San Antonio, por su proximidad al Convento franciscano de San Antonio de Padua. Luego se rotuló de Hernán Cortés y de Alcoy. En 1.868 de Mina, completándose el nombre de Marqués de Mina por acuerdo capitular de 30 de enero de 1.875

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