DE MONSALVES A SAN ROQUE.
Rotulada en 1.875 en memoria de Francisco de Herrera, llamado el Viejo (Sevilla, c. 1.590 – Madrid, c. 1.655), pintor y grabador del Siglo de Oro.
Comenzó su formación artística con su padre, el iluminador Juan de Herrera. Poco después, alrededor de 1.614, se conocen sus primeros contratos como pintor.
Se examinó de pintor en 1.619 por exigencias de su gremio, que incluso le planteó un pleito por no haberlo hecho antes y estar contratando trabajos. Tal vez fue discípulo de Francisco Pacheco, mostrando en sus obras huellas de su estilo en San Buenaventura recibe el hábito de San Francisco. 1.626, (Museo del Prado). También de Juan de Roelas. Fue el padre de otro gran pintor y arquitecto, Francisco de Herrera, el Mozo o el Joven.
Herrera tuvo una vida azarosa y repleta de adversidades, en parte debido a su mal carácter. Fue denunciado en varias ocasiones por el gremio de pintores por no haber superado el examen de maestría y por supuesta fabricación de moneda falsa, pleitos que le llevaron en algunas ocasiones a la cárcel.
En la antigua calle de Las Palmas (hoy Jesús del Gran Poder) se halla el que fue Colegio de los Jesuitas dedicado a San Hermenegildo. En el altar mayor de la iglesia estaba por entonces el famoso cuadro de Herrera el Viejo que representa a San Hermenegildo glorioso.
Este cuadro le llamó tanto la atención a Felipe IV, el día que entró a visitar el Colegio que preguntó por el autor. Casualmente estaba Herrera recluido en esta casa por haberse iniciando procedimiento en su contra por falsificación de moneda y con gran miedo se lo manifestaron al Rey, el cual contestó: “En esa causa soy yo el Juez y parte. Traédmelo aquí”.
Se presentó Herrera con el susto que se puede imaginar, y se echó a los pies del Rey implorando clemencia. S. M. le dijo: “Quien tiene esta habilidad, ¿para qué ha menester más oro ni plata? Andad que libre estáis y no volváis a incurrir más en ello”.
Víctima del mal carácter de Herrera fue el mismo Diego Velázquez, quien siendo todavía un niño entró como aprendiz en su taller, aguantando solo unos pocos meses, antes de marcharse al taller de su futuro suegro, Francisco Pacheco.
La muerte de su esposa, una de las numerosas víctimas de la terrible epidemia de peste que sufrió Sevilla en 1.649 y el traslado a Roma de su hijo, en circunstancias algo oscuras, le dejaron bastante deprimido y en completa soledad.
Hacia 1.610, dibujó la portada de un libro con la figura de San Ignacio de Loyola; en 1.617 pinta el cuadro “Pentecostés”, que está colgado en el Museo de El Greco en Toledo y de este mismo año es un “San Lorenzo” que se conserva en la Iglesia de la Merced de Huelva.
En el Palacio Arzobispal de Sevilla se halla el cuadro “Inmaculada con monjas franciscanas” (1.615), una de las doce obras que Herrera el Viejo realizó para decorar la capilla de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz, en el claustro principal del desaparecido Convento Casa Grande de San Francisco, que se hallaba en la actual Plaza Nueva.
En 1.618, en plena madurez artística, realizó la decoración de la capilla de San Hermenegildo de Sevilla. En 1.624 realiza su “San Hermenegildo”, que se conserva en la iglesia del mismo nombre en Sevilla. En 1.626 dibuja el cuadro “San Buenaventura recibe el hábito franciscano”, la obra más interesante de su mano que se puede admirar en el Museo del Prado de Madrid, “Santa Catalina y la familia de San Buenaventura”, que se halla en la Universidad Bob Jones de Greenville (Carolina del Sur, Estados Unidos) y “Job”, en el Museo de Bellas Artes de Ruan (Francia). En 1.627 pintó “La Parentela de Jesús”, conservado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
De 1.628 es un gran cuadro de Herrera representando el “Juicio Final”, que se encuentra en la parroquia de San Bernardo de Sevilla. Fechado en 1.635 está “El Bebedor”, conservado en el Worcester Art Museum (Massachusetts, EE. UU.). En 1.639 dibuja la que tal vez sea su obra maestra, “San Basilio dictando su doctrina”, que se halla en el Museo del Louvre de París, así como dibujos con figuras de Apóstoles (Galería de los Uffizi de Florencia, Museo del Prado y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid).
En 1.643 está fechado el cuadro “San José con el Niño”, que se halla en el Museo de Bellas Artes de Budapest. En 1.647 recibe su principal encargo, la decoración del Palacio Arzobispal de Madrid, realizando cuatro grandes cuadros con los temas bíblicos “El maná”, “Moisés en la peña”, “Las bodas de Caná” y “El milagro de los panes y los peces”. En 1.650 pinta “Ciego tocando la zampoña”, que se conserva en el Museo de la Historia del Arte de Viena.
Se le considera, junto con Roelas, un pintor de transición desde el Manierismo hasta el Barroco. Roelas era mayor que él y esto condicionó que su pintura se viera influenciada por éste. Ambos fueron preparando el terreno para la introducción plena del “Tenebrismo”.
Herrera tenía un estilo vigoroso y dinámico, muy atrevido para el tono general del panorama artístico que por aquella época se cultivaba en Sevilla. Trabajó en esta ciudad hasta 1.638, año en el cual decide trasladarse a Madrid para continuar sus trabajos, donde estuvo en contacto con Diego Velázquez.
Falleció en Madrid en condiciones miserables.
No hay comentarios :
Publicar un comentario