lunes, 18 de agosto de 2014

Luis Rey Romero



DESDE GOLES HACIA TORNEO

Nacido el 5 de enero de 1935, Luis Rey Romero no surgió por generación espontánea. Puede decirse que fue un eslabón más de una larga saga familiar de pedagogos sevillanos que desde 1886 dirige un colegio que puede considerarse, hoy por hoy, como uno de los mejores del panorama educativo hispalense. Aunque de formación científica –se licenció en Químicas con Premio Extraordinario y fue Doctor Cum Laude–, los que le conocieron destacan su visión integral de la educación de los jóvenes, en la que se conjugaba la excelencia académica con los valores humanos.

Luis Rey Romero llegó al San Francisco de Paula como profesor en 1957, siendo jefe de Estudios entre 1973 y 1977, año en el que se haría cargo de la dirección del colegio hasta 1997. Durante esos 20 años al frente del centro educativo, al que llegó como profesor en 1957, estableció un objetivo fundamental: la formación de su alumnado desde la excelencia humana y académica. La confrontación ideológica y social del país fue coetánea a sus primeros años como director del centro. No obstante, y siempre abanderando el lema que aún sigue vigente en el centro, «Respeto y trabajo», y con su carácter dialogante y conciliador, logró implantar una correcta convivencia entre alumnos, profesores y padres con distintas ideas.

Rey Romero diseñó, implantó y desarrolló las bases educativas de su proyecto: la labor social del colegio, la coordinación de las distintas materias y grados, la conveniencia de redactar un currículo del centro para lograr un plan de estudios coherente y sólido y la cooperación entre colegios de distintos países para alcanzar una internacionalidad en la educación. Igualmente, restauró el carácter mixto del colegio, que ya existía en la II República y fue eliminado durante el franquismo, suprimió su internado y protagonizó la conversión del colegio en centro privado.

En su etapa de director, el Colegio de San Francisco de Paula celebró su centenario, establecido al tomar como referencia el año de su traslado a la sede actual, en 1886. Durante ese curso, 1996-1997,
el centro alcanzó su cuota más alta de alumnos (1.495). Un año después, Luis Rey Romero, y tras un periplo de veinte cursos, tuvo que dejar por motivos de salud la Dirección a su hijo Luis Rey Goñi. Luis Rey Romero recibió numerosos homenajes como reconocimiento a su vasta trayectoria docente e investigadora.

Fue un enamorado de la ciencia y de la docencia. Cogió el testigo del centro en los momentos difíciles de la Transición para continuar con su espíritu liberal y de rigor académico y dejó una profunda huella en muchos estudiantes.

El día 12 de junio de 2006 fue rotulada la calle dedicada a quien fuera director del colegio San Francisco de Paula durante 20 años (1977-1997), Luis Rey Romero, asistiendo al acto el alcalde de la ciudad de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, entre otras personalidades. El Ayuntamiento tomó tal decisión en reconocimiento a la labor del homenajeado en su calidad de docente.

domingo, 10 de agosto de 2014

Javier Lasso de la Vega.



DE ORFILA A TRAJANO.


Francisco Javier Lasso de la Vega y Cortezo (Sevilla, 1.855 – Sevilla, 1.911), médico, escritor e intelectual.
Rotulada en 1.914 a petición de los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla, en honor de
Nació en la calle de las Palmas, actual Jesús del Gran Poder, y fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo de Sevilla. Cursó la primera y segunda enseñanza en el Colegio del Santo Ángel de Sevilla.
Estudió la carrera de Medicina en la Universidad de Sevilla, la cual finalizó en el año 1.874, ampliando sus conocimientos matriculándose en las facultades de Derecho y Filosofía y Letras entre 1.881 y 1.884, año en el que es designado Catedrático numerario auxiliar de la Escuela Provincial de Medicina de Sevilla y tras doctorarse, en 1.886, obtiene la Cátedra de Enfermedades de la infancia, que desempeñó hasta su fallecimiento.
Hombre de exquisita y amplia cultura, era un asiduo de las refinadas tertulias habituales en la Sevilla de finales del siglo XIX, como es el caso de “La Genuina”, donde se hablaba de poesía, historia natural, historia, y en la que también se discutía sobre asuntos políticos. En 1.881 fundó, junto a Antonio Machado Núñez, Joaquín Guichot y Parody y Manuel Sales y Ferré, entre otros, la sociedad “El Folklore Andaluz”: Sociedad para la recopilación y estudios del saber y las tradiciones populares”.
Perteneció a otras importantes instituciones como la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, de la que fue presidente, el Ateneo hispalense, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y la Academia Gaditana de Ciencias y Letras.
Posicionado políticamente como progresista, fue concejal en el Ayuntamiento sevillano en dos ocasiones. Su sólida cultura se acompañaba de grandes dotes para la elocuencia.
La capacidad de persuasión, a través de la palabra, le sirvió a Lasso de la Vega lo mismo para mantener la atención de sus discípulos como para la captación de electores en el ámbito político.
Entre sus escritos literarios destacan “Vidvan: poema en cuatro cantos” (1.906), “Evocaciones” (1.905) y la novela “Isaac” (1.900). Su magnífico estudio “Biografía y estudio crítico de las obras del médico Nicolás Monardes” (1.891), fue premiado por el Ateneo de Sevilla.
En la apertura del curso académico 1.904 – 1.905 de la Universidad Literaria de Sevilla, fue leído su “Discurso sobre el Feminismo”, un texto de 38 páginas en el que reivindica, por ejemplo, la independencia de la mujer en lo económico y lo político.
Muy querido y apreciado por todos, tras su muerte en el año 1.911, la Academia de Medicina, de la cual era entonces su presidente, acordó dejar vacante por un año el cargo en señal de duelo.
Esta calle se llamó en lo antiguo Cadenas, por las existentes en la casa de don Pedro de Pineda, según privilegio que le concedieron los Reyes Católicos de colocarlas delante de su puerta.

Fabié.



DE PUREZA A RODRIGO DE TRIANA.

Antonio María Fabié y Escudero (Sevilla, 1.832 – Madrid, 1.899), escritor, filósofo, historiador. Político y bibliófilo destacado por su filosofía hegeliana, de la que se aficionó a mediados del siglo XIX, mientras era estudiante de la Universidad de Sevilla, bajo la influencia de José Contero Ramírez, catedrático de metafísica.
Calle rotulada en 1.904 en memoria de
Hijo de un farmacéutico que era presidente del Colegio de farmacéuticos de Sevilla, Inspector de Farmacia de la Aduana Nacional y académico de número de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, nació en el número 17 de la calle de San Jacinto del barrio de Triana en la planta alta de una botica regentada por su padre.
Tras cursar la Segunda Enseñanza en el Colegio de San Alberto, estudió las carreras de Derecho, Farmacia y Ciencias Exactas. En 1.852, con apenas 20 años, recibió en Madrid la investidura de doctor en Farmacia.
Al trasladarse a Madrid ocupó el cargo de redactor jefe del periódico “El Contemporáneo”, del que era colaborador, en esos momentos, un joven sevillano llamado Gustavo Adolfo Becquer. En la capital de España se casó con María Gutiérrez de la Rasilla.
Como político fue militante del Partido Moderado, siendo elegido diputado en las Cortes de 1.863. En 1.865 se le nombró fiscal de la Deuda Pública, en 1.867 Director General de Administración y Fomento del Ministerio de Ultramar y 1.870, y durante tres meses, fue subsecretario de Hacienda. En 1.871 volvió al Congreso del lado de Cánovas del Castillo.
Antonio María Fabié fue detenido en Madrid a raíz del pronunciamiento en Sagunto protagonizado por el general Arsenio Martínez Campos el 29 de diciembre de 1.874, pero no se le encontraron documentos que le implicasen en la conspiración a favor del futuro rey Alfonso XII.
Al triunfar la restauración borbónica a final de diciembre de 1.874, Cánovas nombró a Pedro Salvatierra como ministro de Hacienda, quien eligió a Fabié para la subsecretaría de ese Ministerio.
En 1.875 fue elegido diputado por Casas Ibáñez (Albacete) y nombrado presidente de la Comisión de Presupuestos; dos años más tarde ingresó en el Consejo de Estado de España. Más tarde fue diputado por Sevilla (1.879 y 1.881) y senador por la provincia de Ávila (1.883) y también por Castellón (1.886).
Finalmente, fue nombrado por Antonio Cánovas del Castillo, en 1.890, Ministro de Ultramar, cargo que abandonó un año después, y en 1.892 asumió el cargo de presidente del Tribunal Supremo de lo Contencioso Administrativo, recibiendo después el nombramiento de Presidente del Consejo de Filipinas y posesiones del Golfo de Guinea (1.895 – 1.897).
El 24 de octubre de 1.899 fue nombrado gobernador del Banco de España. Ocupando este cargo visitó al Ministro de Hacienda y, hallándose en la antesala, sufrió un derrame cerebral que le privó del conocimiento. Trasladado a su domicilio, falleció tres días después.
Hombre de un gran talento e indudable mérito, supo abrirse camino en las letras y la política.
En lo que respecta a su obra literaria, escribió diversas obras filosóficas e históricas, entre las que destacan la traducción al español de la “Lógica de Hegel” (1.872), “Vida y escritos de fray Bartolomé de las Casas” (1.878) “Historia de la Legislación española de Indias” (1.875), “Recuerdos de Sevilla” (1.878), “El Principado de Asturias” (1.880), “Estudio crítico sobre los bronces de Osuna” (1.887), “La Instrucción pública en España” (1.899), “El maestro Antonio de Nebrija y su obra” y la biografía de Antonio Cánovas del Castillo, publicada en 1.928.
En 1.875 publicó en la “Revista Europea” una serie de diez artículos con éste título: “Examen del materialismo moderno”.
Perteneció a las Reales Academias de la Historia y de la Lengua, y presidió en Madrid la Diputación permanente de la de Buenas Letras de Sevilla. Estaba en posesión de las grandes cruces de Carlos III y de Isabel la Católica.
En la casa de la calle San Jacinto, donde nació Antonio María Fabié, se colocó una lápida que le recuerda entrañablemente.
Esta calle en el año 1.486 se la conocía como Carreteros; en sus inicios se conserva un azulejo del Siglo XVIII con este nombre. En tiempos pasados fue lugar de hornos de alfareros y panaderías.

Paseo Marqués de Contadero.



A ORILLAS DEL RÍO GUADALQUIVIR

Rotulado en 1.977 en memoria de Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas (Sevilla, 1.897 – Sevilla, 1.966).
Labrador y ganadero, fue uno de los fundadores de la Juventud Patriótica de Sevilla, en la que ocupó la vicepresidencia. Al caer la dictadura de Miguel Primo de Rivera el día 28 de enero de 1.930, Jerónimo Domínguez era diputado provincial por Carmona (Sevilla).
Caso insólito, fue presidente de los dos clubes de futbol de nuestra ciudad: en la temporada 1.920 – 1.921 del Real Betis Balompié y desde el 7 de septiembre 1.942 al 5 de mayo de 1.948, del Sevilla Futbol Club, bajo cuyo mandato el club sevillista fue campeón de la Liga Española.
Fue alcalde de Sevilla desde el día 3 de febrero de 1.952 hasta el 21 de marzo de 1.959. Sin embargo, este calendario oficial no es verdadero, porque dimitió como alcalde ante el mismo General Franco, en El Pardo, el 24 de octubre de 1.958, y desde el día siguiente hasta el 21 de marzo de 1.959, la alcaldía de Sevilla la representó interinamente el primer teniente de alcalde, Santiago Garrigós, que después cedió el cargo a Mariano Pérez de Ayala.
Oficialmente nunca se anunció su dimisión, y el único periódico que dio la noticia fue el diario vespertino “Sevilla”, por lo que fue sancionado su director. Todos los demás miembros de la Corporación Municipal prometieron dimitir con el alcalde, pero luego nadie tuvo el valor de presentar la dimisión ante las presiones políticas ejercidas por la Jefatura Provincial del Movimiento.
Los motivos que impulsaron la dimisión del Marqués del Contadero fueron debidos a las promesas incumplidas por parte del Jefe del Estado y sus ministros respecto a los numerosos problemas urgentes que acuciaban a Sevilla. Fue entonces cuando el alcalde se decidió a dimitir para dejar constancia de su rechazo al olvido administrativo que sufría la ciudad.
Es preciso destacar su espíritu humanitario, su ayuda a las obras benéficas, en especial al sanatorio de Jesús del Gran Poder, de los hermanos de San Juan de Dios, para niños lisiados, que tuvo desde los primeros momentos en el Marqués del Contadero un valioso protector.
Durante su gestión al frente del Ayuntamiento logró sanear las arcas municipales y terminó el ensanche de la calle Imagen, rescatando la Compañía de Aguas de los ingleses y el servicio de tranvías, retirándose progresivamente estos vehículos de transporte para ser sustituidos (1.954 – 1.960) por autobuses urbanos.
Se reformó la Alameda de Hércules y la plaza de Carmen Benítez, se construyeron varios grupos de viviendas en el Tiro de Línea, la Ciudad jardín y Sector Sur; se transformó la Fábrica de Tabacos en Universidad y se adquirió el edificio para los Sindicatos en la plaza del Duque.
En 1.957 se comenzaron las obras de Piscinas Sevilla, instalación conocida en un principio como Piscina de la Ciudad Jardín, inaugurándose su primera fase en el año 1.958.

Blanca de los Ríos.



EN LA PLAZA DEL SALVADOR

Calle rotulada desde 1.916 para rendir homenaje a Blanca de los Ríos Nostench (Sevilla, 1.862 – Madrid, 1.956), escritora y pintora.
Prácticamente desconocida, pese a la labor que desempeñó como escritora y crítica, su obra, sin embargo, ha sido traducida en numerosos países europeos. Nació en la calle Francos en el seno de una familia de elevada cultura que le reportó una esmerada formación.
Su padre era el famoso arquitecto Demetrio de los Ríos y Blanca era sobrina del escritor José Amador de los Ríos, su abuelo materno fue médico y tuvo tíos que fueron escritores, pintores y políticos, toda una referencia a la que ella se supo acoger inteligentemente.
En sus orígenes como escritora firmaba bajo el seudónimo de Carolina del Boss. A los 16 años llegó a publicar su primera novela, “Margarita”, y a esta le siguieron los poemarios “Los funerales del César” (1.880) y “Esperanzas y Recuerdos” (1.881), y a los 17 años escribió un romancero dedicado a “Don Jaime el Conquistador”, continuó con “La novia del marinero” (1.886), a las que continuaron otras más. También cultivó poseía, teatro, cuentos, narrativa y periodismo.
En el año 1.888, la Real Academia Española de la Lengua le otorgaba un premio de 1.500 pesetas por un estudio biográfico y crítico de Tirso de Molina, que Blanca de los Ríos había presentado a un certamen abierto convocado por la Academia.
Contrajo matrimonio con el conocido arquitecto, arqueólogo e historiador Vicente Lampérez y Romea (Madrid, 1.861 – Madrid, 1.923), catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, que realizó reformas y restauraciones de monumentos como las catedrales de Burgos, de Cuenca y el castillo de Manzanares el Real (Madrid), y, además, era un hombre que estaba muy vinculado a los ambientes literarios.
Su traslado a Madrid le supuso el contacto directo con el ambiente literario e intelectual de la capital de España, ampliando su horizonte y sus proyectos. A ella se le deben numerosos estudios sobre Tirso de Molina, así como la edición crítica de sus obras completas. Esta labor le valió el reconocimiento de la Real Academia Española de la Lengua, de la que no llegó a formar parte, pese a que fue presentada su candidatura como se menciona más abajo.
También dedicó sus esfuerzos a la figura y la obra de Santa Teresa de Jesús, sobre la que pronunció diversas conferencias, siendo muy alabada por esta faceta. Asimismo destacó en la investigación sobre la literatura del Siglo de Oro.
Igualmente es destacable su participación en algunos periódicos como “El Imparcial”, “La Época”, “Blanco y Negro” y “El Nuevo Mundo”, y en diversas revistas muy prestigiosas. Fundó en 1.918 la revista “Raza Española”, la que dirigió hasta 1.930, año en que desapareció. En ésta, como en otras publicaciones, divulgó sus ideales feministas.
Su preocupación por los derechos de la mujer y las relaciones de España con los países hispanoamericanos ocuparon una parte importante de su trabajo, como lo demuestra su participación en La Unión de Damas Españolas, diseñando medidas de protección para las mujeres en el trabajo.
No llegó a formar parte de la Real Academia de la Lengua, pese a que su candidatura fue presentada por los hermanos Álvarez Quintero. También fue candidata al Premio Nobel de Literatura, por su dilatada obra literaria.
Igualmente destacó en el estudio y la crítica de la literatura, por lo que fue abandonando su creación literaria. En este ámbito tomó como maestro a Marcelino Menéndez Pelayo. Una de sus principales obras es “Del Siglo de Oro” publicada en 1.910 y prologada precisamente por Menéndez Pelayo.
Sus obras tienen traducción al francés, italiano, alemán y danés.
Blanca de los Ríos, además de sus extraordinarios méritos como literata, merece el reconocimiento de Sevilla, porque siempre la tuvo presente. Su gran amor por esta tierra surge a raudales en sus delicados versos y en su magnífica prosa, siempre elegante y elocuente.
Durante su carrera literaria recibió elogiosas críticas, así como varias condecoraciones: la medalla de Oro al Trabajo; la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y la Cruz de Alfonso XII, esta última en un homenaje presidido por la Reina Victoria Eugenia.
En el siglo XV esta calle se llamó Cordoneros y a partir de 1.520 aparece como Cochinos. Los azulejos que rotulan la calle fueron pintados por Gustavo Bacarisas.

Gitanillo de Triana.



EN EL POLÍGONO DE SAN PABLO

Francisco Vega de los Reyes (Sevilla, 1.904 – Madrid, 1.931), torero de etnia gitana, también conocido por “Curro Puya”.
Calle rotulada desde 1.966 en recuerdo de
Hijo de un herrero, era el tercero de siete hermanos, tomando el apodo de Triana por haber nacido en este popular barrio sevillano, concretamente en la calle Verbena, actualmente Rodrigo de Triana.
Su primera novillada tuvo lugar en San Fernando (Cádiz) el 18 de mayo de 1.924. En esta novillada recibió su bautizo de sangre al ser cogido por un novillo de la ganadería de Félix Gómez.
Se presentó en Sevilla como novillero el día 15 de agosto de 1.925 (día de la Virgen de los Reyes) con novillos de Molina, alternando con “Cagancho” y Andrés Mérida. Su presentación en Madrid, también como novillero, la realizó el 30 de julio de 1.926, alternando con Francisco Royo “Lagartito” y Julio Mendoza, obteniendo Gitanillo un triunfo apoteósico estoqueando reses de Coquilla.
Tomó la alternativa el 28 de agosto de 1.927 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), con toros de Concha y Sierra, y apadrinado por Rafael el Gallo, que le cedió el toro “Vigilante” y con Juan Belmonte como testigo.
La corrida fue extraordinaria; a su toro de la alternativa Gitanillo de Triana le cortó las dos orejas. Juan Belmonte estuvo sublime, cortando las cuatro orejas y dos rabos y Rafael el Gallo le corto al cuarto de la triunfal tarde las dos orejas y el rabo.
La confirmación de la alternativa tuvo lugar en la antigua plaza de toros de Madrid, en el Camino de Aragón, el día 6 de octubre de 1.927, con toros de Julián Fernández. Su padrino volvió a ser Rafael el Gallo, completando también la terna Juan Belmonte.
La afición taurina lo consagraba y surgía de repente una primera figura del toreo.
Situado el segundo en el escalafón, en el año 1.928 toreó en Méjico, donde ganó la “Oreja de Oro”. Este fue un año triunfal, toreando 69 corridas, sobrepasado solamente por “Chicuelo”.
En 1.929 descendió mucho su categoría, y toreó solamente 24 corridas, para desmoronarse todavía más en 1.930, pero las pocas tardes en que triunfó este año fueron verdaderas apoteosis.
Gitanillo de Triana estaba considerado como un torero irrepetible, único y estilista, además de un gran maestro de la verónica, que era lenta y suave y de una indescriptible belleza, que la afición llamó “minuto de silencio”. Era un torero de arte, de embeleso, de buenas faenas, de exquisita perfección con el capote, undiestro que ofreció belleza plástica. Sin embargo, se le ha reprochado su falta de continuidad y su escasa voluntad.
El día 31 de mayo de 1.931, cuando llevaba lidiadas 16 corridas en esa temporada, durante una corrida en Madrid alternando con “Chicuelo” y Marcial Lalanda, al iniciar un ayudado por alto muy pegado a las tablas, sufrió una gravísima cogida infligida por el toro “Fandanguero”, el primero de su lote y tercero de la tarde, de la ganadería de Graciliano Pérez Tabernero.
El toro corneó a “Gitanillo de Triana” en los dos muslos y en la cadera, con rotura de la arteria glútea, penetración en pelvis y arrancamiento del nervio ciático. A consecuencia de la gravedad de estas cornadas murió dos meses y medio después, el 14 de agosto de 1.931 a los 27 años de edad.
Su cadáver fue trasladado a Sevilla y, en medio de un ferviente clamor popular, fue enterrado en el cementerio de San Fernando de Sevilla.
Con motivo del fallecimiento de Francisco Vega de los Reyes, la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Estrella de Triana, decidió vestir de luto a su imagen titular.
Su hermano Rafael, nacido en 1.915 y casado con una hija de Pastora Imperio, también fue matador de toros y después de la muerte de Francisco uso el apodo de “Gitanillo de Triana”, por lo que algunas veces son confundidos.

Luis Montoto.



DE MENÉNDEZ PELAYO A AVDA. DE LA CRUZ DEL CAMPO

Esta calle fue rotulada en 1.920 como Luis Montoto, de nuevo Oriente en 1.931 y en 1.941, definitivamente, con el nombre actual en recuerdo de Luis Montoto Rautenstrauch (Sevilla, 1.851 – Sevilla, 1.929), escritor y folclorista. Conocido como el Patriarca de las letras hispalenses.
Nacido en una casa de la calle Abades (donde posteriormente se instalaría el Instituto Francés), era el segundo hijo del abogado, periodista e historiador José María Montoto López – Vigil y de María de los Ángeles Rautenstrauch y Giovanelli.
Siendo casi un niño escribió una colección de 15 cantares, que fueron publicados por el periódico sevillano “La Voz de la Caridad”.
Inició los estudios de ingeniería en Madrid, pero a Luis Montoto no le agradaban demasiado las ciencias y regresó a Sevilla para licenciarse y doctorarse en Derecho por la Universidad hispalense. No obstante, sus principales estudios se centraron en el terreno de la Antropología.
En el ejercicio de su carrera Luis Montoto fue una figura eminente, alcanzando el cargo de primer notario eclesiástico del Arzobispado sevillano. También fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla, cronista oficial de la ciudad, miembro del Ateneo de Sevilla y secretario perpetuo de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla. Desde muy joven se relacionó con intelectuales y literatos.
Estos cargos no le restaron ánimos para desarrollar al máximo su vocación literaria. Escribió libros de poesía como “Noches de Luna” y “A la lumbre del hogar”, este último libro fue muy leído en los hogares españoles a finales del siglo XIX.
Amigo del escritor Antonio Machado Álvarez, padre de los hermanos Machado, colaboró con él en la publicación de la “Biblioteca de Tradiciones Populares” (1.883 – 1.888), sobre folclore. Luis Montoto luchó tenazmente para que la cultura popular recibiera reconocimiento académico.
Se casó el 25 de agosto de 1.878 en Utrera (Sevilla) con Asunción de Sedas y Vigueras, con la cual tuvo siete hijos.
Luis Montoto no solamente se dedicó a la poesía y al folclore, pues también cultivó el ensayo, el cuento, el periodismo, la narrativa y el teatro. Además, muchos de sus artículos y poemas los publicó bajo el seudónimo de Lorenzo Miranda. Alcanzó una gran fama y admiración en su tiempo.
La mayoría de sus obras fueron reunidas en los seis volúmenes de sus “Obras completas” (1.909 – 1.915). Es autor también del famoso estudio de tipos del folclore español: “Personas, personajes y personillas que corren por tierras de ambas Castillas” (1.911 – 1.922), publicado en dos volúmenes.
Como concejal del Ayuntamiento sevillano participó en los principales eventos culturales, desde la organización de la Exposición Iberoamericana, que se celebraría en el año 1.929, hasta la instalación de monumentos, como el dedicado a San Fernando en la Plaza Nueva.
En el año 1.920 fue nombrado por el Ayuntamiento sevillano hijo predilecto de la ciudad. También fue galardonado con la Orden de Carlos III y la Gran Cruz de Alfonso XII.
Luis Montoto vivió y falleció en el número 21 de la calle Mateos Gago de Sevilla, a los 78 años de edad. En la fachada de esta casa existe una lápida que así lo recuerda.
Su fallecimiento causó mucha pena en Sevilla y se consideró una gran pérdida;  su entierro constituyó un duelo popular al que asistieron miles de personas, caso extraño tratándose de un literato y académico, siendo enterrado en el panteón familiar de la parroquia de San Bartolomé de Sevilla.
Además de la calle, el Ayuntamiento sevillano le dedicó una glorieta en el Parque de María Luisa, abierta al público en el año 1.959.
Uno de sus poemas comienza de esta manera:

“Dos besos tengo en el alma
Que no se apartan de mí:
El último de mi madre
Y el primero que te di”.

Antiguamente esta avenida se llamó Alamedilla de San Benito, nombre que tomó de la Iglesia así llamada; después Calzada de la Cruz del Campo, por conducir a este humilladero; más tarde Caños de Carmona y antes del nombre actual, en 1.869, se rotuló como Oriente.


Aníbal González.



DE HÉROES DE TOLEDO A AFÁN DE RIBERA, EN EL CERRO DEL ÁGUILA.

Desde 1.936 en honor del arquitecto Aníbal González Álvarez – Ossorio (Sevilla, 1.876 – Sevilla, 1.929). Fue el principal referente del regionalismo andaluz de principios del siglo XX, aportando siempre un toque personal y sevillano a todos sus edificios.
El mayor de tres hermanos, sus estudios universitarios supusieron un gran esfuerzo para su familia, que no poseía grandes medios económicos. Desde joven tuvo una gran afición a los libros, llegando, con los años, a completar una gran biblioteca. El 25 de noviembre de 1.902 consiguió el título de arquitecto, tras superar el examen de reválida con el número uno de su promoción en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, donde tuvo como compañeros de estudios a dos destacados arquitectos sevillanos: Juan Talavera Heredia y José Espiau y Muñoz.
En la proyección de su carrera fue muy importante el encuentro que tuvo con su primo hermano, por parte de madre, Torcuato Luca de Tena y Álvarez – Ossorio, fundador de la revista Blanco y Negro, y del diario ABC, quien durante muchos años fue su protector y consejero.
Aníbal González contrajo matrimonio con Ana Gómez Millán, hija del constructor y arquitecto José Gómez Otero, y perteneciente a una larga familia de arquitectos.
En 1.910, tras un concurso, fue nombrado arquitecto jefe de las obras de la Exposición Iberoamericana de Sevilla para el año 1.929, cargo en el que permaneció hasta principios de 1.927, pues dimitió debido a diversos roces con el nuevo comisario regio de la Exposición, José Cruz Conde. Fue sustituido por el arquitecto Vicente Traver.
El 9 de enero de 1.920 sufrió un atentado junto a su casa del que salió ileso. Le dispararon dos tiros que no llegaron a acertarle y del que fue autor un grupo anarquista del Sindicato de peones albañiles, relacionado con la huelga de la construcción que en aquellos días vivía Sevilla. La reacción contra el atentado fue una gran manifestación popular en su apoyo, que recorrió las principales calles de la Ciudad y finalizó delante de la puerta de su casa. Se dice que, desde entonces, Aníbal González iba acompañado por un guardaespaldas.
Para la Exposición Iberoamericana elaboró un anteproyecto que incluía cinco partes y que no fue llevado a cabo tal como aparecía en los planos y en la memoria presentada por Aníbal González. Como obras principales se ejecutaron tres palacios: el llamado Pabellón Mudéjar (actualmente Museo de Artes y Costumbre Populares, que es de estilo neomudéjar), el Pabellón de las Bellas Artes (actualmente Mueso Arqueológico, que es de estilo neogótico) y el Pabellón Real (claro ejemplo de arquitectura historicista), todos dentro del marco de la plaza de América, proyecto que realizó en el año 1.913.
En 1.914 elaboró el proyecto más ambicioso de toda la Exposición, constituido por la espectacular Plaza de España, que comprendía el gran palacio y la amplia plaza que lo rodea. Su ejecución se prolongó hasta el año 1.928, siendo inaugurada en 1.929.
El conjunto, uno de los espacios más grandiosos de la arquitectura contemporánea española, está formado por una plaza de forma semicircular de 200 metros de diámetro, bordeada por un canal que recorre 515 metros y que es atravesado por cuatro puentes que representan los cuatro antiguos reinos de España. Los edificios que envuelven la plaza se estructuran en un edificio central, alas con edificaciones intermedias y dos torres en los extremos, con una altura de 74 metros cada una. La construcción está realizada con ladrillo visto y amplia decoración de cerámica, artesonados, hierro forjado y repujado, y mármol labrado.
En 1.904 diseñó la fachada de la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla. De 1.910 es la Casa el Barril (antes hubo un bar así llamado) en la calle Tomás de Ibarra, de estilo neomudéjar.
En 1.914 construyó el pabellón de la Asociación Sevillana de Caridad, de estilo historicista y reformado, posteriormente por su cuñado Aurelio Gómez Millán, y que se halla situado a la entrada de la calle Reyes Católicos.
En 1.915, realizó la obra para la casa del marqués de Villamarta, situada en la esquina de la calle García Vinuesa con la avenida de la Constitución de Sevilla. En el año 1.916 restauró, con notable acierto, la torre de la Iglesia de San Marcos de Sevilla.
Entre 1.916 y 1.920 construyó la Capilla de los Luises, situada en la calle Trajano de Sevilla (adosada a la iglesia del Sagrado Corazón). En esta obra Aníbal González optó por el estilo neogótico, labrando el ladrillo con una gran maestría.
En 1.924, el Ayuntamiento le encargó la obra de la Capilla de la Virgen del Carmen, situada justo al final del puente de Triana, obra que finalizó en 1.928. De diminutas dimensiones, esta pequeña joya de la arquitectura sevillana viene a significar un símbolo del barrio de Triana y de su puente.
En 1.929 construyó la casa de la Real Maestranza de Caballería en el paseo de Colón de Sevilla.
El legado de Aníbal González también afecta a gran parte del urbanismo de la ciudad de Sevilla, pues fue él quien introdujo en las calles la decoración de naranjos y jardines, propio de las casas señoriales.
Profesional de gran capacidad creativa, su extensa obra no se limitó solamente a la proyección de edificios sevillanos, pues también realizó trabajos para algunos pueblos de la provincia de Sevilla, Antequera (Málaga) (Casa de los Serrailler), Jerez de la Frontera (Cádiz) (Estación de ferrocarriles), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) (chalet de los marqueses de Villamarta), Aracena (Huelva) (Casino de Arias Montano), Jabugo (Huelva) (el Tiro de Pichón), Isla Cristina (Huelva) (Casa Roselló), Almendralejo (Badajoz) (Círculo Mercantil y Hotel España) y Madrid (ampliación en 1.926 del edificio de ABC en el paseo de la Castellana).
También diseñó casetas de la Feria de Abril sevillana para grandes grupos y decoró escaparates en grandes almacenes sevillanos.
La última etapa de su vida fue muy dura para Aníbal González que, a pesar de ser invitado por el rey Alfonso XIII a la inauguración de la Exposición Iberoamericana, no llegó a acudir alegando su mal estado de salud, aunque, según se ha afirmado, en realidad se hallaba todavía muy dolido por el mal trato sufrido por parte del Comisario de la Exposición José Cruz Conde.
Su último proyecto era muy ambicioso: aunque se llegó a colocar la primera piedra por el rey Alfonso XIII, Aníbal González no pudo ver levantado su proyecto de la enorme basílica de 10.000 m2 dedicada a la Inmaculada Milagrosa que proyectó en 1.928 y que se iba a construir en los terrenos del Colegio Porta Coeli, en la Buhaira, adquiridos por la Compañía de Jesús. El proyecto, de corte neogótico, iba a tener dos torres de hasta 100 metros de altura, una fachada de 45 metros de alto, una plaza de 120 metros de diámetro y naves interiores de 40 metros de altura.
Junto a esta basílica se iba a construir también un centro de enseñanza, donde tendrían cabida mil alumnos y que contaría con dependencias para religiosos, profesores y alumnos, además de un gran salón de actos con capacidad para dos mil personas.
De aquel dorado sueño solo quedan los cimientos y el arranque del juego completo de pilares, que se pueden ver en la Huerta del Rey (actuales jardines de la Buhaira).
Su muerte, acaecida el día 31 de mayo de 1.929, provocó que una gran masa popular recorriera Sevilla el día de su entierro. Ochocientos taxistas se ofrecieron para llevar gratuitamente al cementerio a las personas que quisieran acudir al sepelio.
A pesar de haber sido un genio de la arquitectura, increíblemente Aníbal González falleció en la más absoluta pobreza, tal es así que, a su fallecimiento, su viuda y sus hijos no tenían una vivienda en propiedad siquiera, por lo que fue necesario que el vecindario de Sevilla hiciese una suscripción pública para comprar una casa y donársela a su familia.
Aníbal González está enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla. El panteón, que diseñó el propio arquitecto, es famoso por tener en su interior una copia del Cristo de la Expiración (El Cachorro).

Bordador Rodríguez Ojeda.



DE DUQUE CORNEJO A PADRE MANJÓN.

Desde 1.943 en homenaje a JUAN MANUEL RODRÍGUEZ OJEDA (Sevilla, 1.853 – Sevilla, 1.930), excelente bordador.
En 1.868 Juan Manuel ingresa en el afamado taller de bordados de las hermanas Antúnez, en cuya casa desarrollaría toda su labor creadora, con un original concepto que transformaría los bordados cofradieros, tanto en Sevilla como en otros lugares de Andalucía.
De su genialidad creadora salieron novedosos diseños basados en el arte popular tradicional, con temas decorativos renacentistas y barrocos, logrando un sello muy personal.
Su arte estuvo marcado por su pasión a los bordados y por la Semana Santa sevillana, así como su especial devoción por la Esperanza Macarena, a cuya imagen y hermandad dedicó gran parte de su vida, ostentando el cargo de prioste entre los años 1.877 y 1.884, cambiando la forma de vestir a la Virgen.
En 1.888 es Mayordomo de esta popular Hermandad, hasta 1.900. En esta época borda la primera túnica del Señor de la Sentencia y diseña el palio negro que bordaría su hermana Josefa, siendo de los últimos años de este periodo una de sus obras más importantes: el manto de malla de la Macarena. Desde el año 1.901 a 1.916 ocupó el puesto de consiliario en la Hermandad.
En su primera etapa, hasta el año 1.900, algunas de sus mejores obras son: Las bambalinas exteriores del paso de palio de la Virgen de la Victoria (Hermandad de la Cigarreras), trabajo terminado en 1.894, en origen bordadas en oro sobre terciopelo negro, con medallones, rematadas con una inusual cornisa bordada en oro, quedando los varales por dentro.
El manto bordado en oro y sedas sobre terciopelo negro para la misma Virgen de la Victoria, estrenado en 1.898.
También del año 1.898 son las bambalinas del palio de la Virgen de las Lágrimas, de la Hermandad de la Exaltación. Asimismo, el manto verde, conocido como el manto de malla o “la camaronera”, estrenado en 1.900 por la Esperanza Macarena, su creación más importante de su etapa inicial, que cuenta como base del bordado una red de oro sobre la que se fue bordando todo el dibujo. Constituye una obra excepcional de un gran mérito artístico.
En una segunda etapa, ya de madurez, hasta el año 1.917, sintetiza adornos de tipo tradicional con otros inspirados en trabajos del siglo XVII:
Entre 1.903 y 1.904 realiza los valiosos bordados del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso para la Hermandad del Gran Poder, de gusto plenamente barroco, uno de sus diseños más elegantes. En 1.994 se restauró y pasó a nuevo terciopelo el manto de la Virgen, en el taller de Fernández y Enríquez.
En 1.906 diseñó y realizó la indumentaria de las imágenes del misterio de la Sagrada Mortaja. El 1.907 es el año de la creación del palio y manto de la Virgen de la Hiniesta. En 1.908 bordó la túnica para Jesús del Gran Poder, denominada popularmente con el nombre de “persa”, aunque su estética responde más bien al neo mudéjar, luego pasados a terciopelo granate. Además para esta misma hermandad bordó el Senatus y el Simpecado, así como los paños de las bocinas.
1.908 es el año del soberbio palio granate de la esperanza Macarena, clásico palio sevillano que conjuga lo popular con lo erudito y que por primera vez combina en las caídas del palio la malla y el terciopelo. En este mismo año bordó los faldones del paso de la Virgen, conservándose íntegra sólo la bambalina delantera.
En 1.915 se estrena el singular palio de la Virgen de los Ángeles de la hermandad de “Los Negritos”, bordado en terciopelo azul, de original silueta donde introduce también la malla. Al año siguiente borda el manto para la Virgen, siendo vendidos ambos, manto y palio en 1.960 a la Cofradía de Nuestra Señora de la Palma de Cádiz.
Una tercera y última etapa llevan a una mayor concentración de bordados en superficies de mantos y palios:
En 1.919 realizó la túnica bordada sobre tisú de plata para Nuestro Padre Jesús en el Desprecio de Herodes de la hermandad de la Amargura. En 1.926 estrenó la Virgen su soberbio palio granate, y un año después realizó el manto de la Virgen y la túnica de San Juan.
El manto de la Virgen del Valle, de 1.920, lo crea a juego con las bambalinas del palio, único ejemplar de los bordados del siglo XVII de la Semana Santa de Sevilla.
Para la Virgen del Dulce Nombre realizó su palio de terciopelo azul en 1,921. El manto, también en oro sobre terciopelo azul lo realizó en 1.924. También de 1.924 es el palio y el manto de la Virgen del Subterráneo de la hermandad de la Sagrada Cena. En el año 2.000, con motivo del 70 aniversario de su fallecimiento, se inauguró un monumento a su memoria junto al Arco de la Macarena, obra del escultor sevillano Luis Álvarez Duarte.
A esta calle, en 1.932, se le puso el nombre de Doctor Palomares, por Francisco Palomares García, médico y primer pastor de la Iglesia Reformada Episcopal en Sevilla.

Emilio Sánchez Perrier.



Calle rotulada en el año 1.913 en honor a Emilio Sánchez Perrier se encuentra situada entre Fray Isidoro de Sevilla y Muñoz León.La antigua huerta sobre la que trazó esta calle la adquirió el Ayuntamiento en el año 1.897, junto a la de San Sebastián, por acuerdo con el Ministerio de la Guerra, para construir los cuartales de Infantería y Zapadores, pero solamente se llegó a construir este último en la de San Sebastián.

EMILIO SÁNCHEZ PERRIER.  (Sevilla, 1855- Alhama de Granada, 1907). Pintor y acuarelista español, especializado en paisajes y temas orientalistas.
A la edad de trece años, mientras trabajaba en el establecimiento de relojería que su padre tenía en la calle Sierpes, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, siendo sus primeros maestros Joaquín Domínguez Becquer y Eduardo Cano de la Peña.
El conocimiento de algunas obras del pintor paisajista Martín Rico, en un viaje que este hizo a Sevilla, determinó la orientación de su dedicación artística, que se consagraría a partir de ese momento al cultivo del paisaje. En 1.871, encontrándose en Granada con Martín Rico, conoce a Mariano Fortuny, de quien se hizo amigo y cuyo estilo se reflejaría también en su obra.
En 1.877 toma contacto con Carlos de Haës, incorporándose como discípulo suyo a su Cátedra de paisaje en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
En 1.878 Sánchez Perrier se presenta en la Exposición Nacional de Bellas Artes con sus cuadros “Reja del Pretorio en el jardín de la Casa de Pilatos”, “Huerta de gallinas en Alcalá de Guadaira”, “El ocaso”, “La ribera del río Guadaira”, “La laguna de los patos” y “El molino de Mesía”, que fueron adquiridos por el Duque de Montpensier.
Asiste también con sus obras a exposiciones en Sevilla y Cádiz en 1.877, 1.878 y 1.879, donde logró en este último año una medalla de oro en la Exposición Regional de Cádiz.
En 1.879, para ampliar sus conocimientos se trasladó a París, donde acudió a los estudios de Auguste Bolard, Jean – Léon Gérôme y Félix Ziem. También tomó contacto con los paisajistas de Fontainebleau y la Escuela de Barbizon, lo que le hizo surgir una nueva concepción del arte, permaneciendo atento a la aparición y avances de la fotografía.
En 1.880 debuta en el Salón del Artista de la capital francesa con dos cuadros: “Jardín del Alcázar de Sevilla” e “Invierno en Andalucía”, convirtiéndose a partir de entonces en un asiduo participante de este prestigioso certamen, en el que alcanzó una mención honorífica en 1.886, volviendo a ser premiado con una medalla de plata en la Exposition Universelle celebrada en París en el año 1.889 y consigue, un año después, el título de miembro de Sociedad Nacional de Bellas Artes de Francia.
Sánchez Perrier trabajó en Venecia, Inglaterra y algunas ciudades del norte de África, como Tánger, donde desarrolló su doble vertiente de paisajista y orientalista.
Poco después de su regreso a España (1.890), es nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de Sevilla. Visitó con frecuencia la población de Alcalá de Guadaira (Sevilla) para reunirse con los artistas del círculo del pintor Manuel Ussel de Guimbarda.
Fue a partir de 1.881 cuando su fama se fue acrecentando, y el famoso coleccionista norteamericano George A. Lucas comenzó a comprar algunos de sus paisajes.
En la Exposición Nacional celebrada en Madrid en el año 1.890, consiguió una segunda medalla por su cuadro titulado “Febrero”, que se halla expuesto en el Museo de Arte Moderno de Barcelona.
En 1.894, fue nombrado miembro de la Societé Generale des Beaux Arts de Francia.
En el mercado internacional quizá es más conocido por los cuadros que pintó de sus vistas de Venecia. Su estiló evolucionó del post – romanticismo de la escuela andaluza de comienzos del siglo XIX, al realismo más luminoso de Barbizón y los primeros impresionistas.
El tamaño de sus obras es relativamente pequeño; están realizadas con una gran precisión, y en ellas el cielo y el agua ocupan un lugar fundamental.
Una buena parte de su obra está expuesta en distintos museos de Andalucía, aunque la mayor parte se encuentra en colecciones privadas repartidas por todo el mundo. Su estilo de pintura, de profunda atmósfera romántica, llega a ser muy cotizada tanto en Europa como en América, sobre todo en los Estados Unidos.
Uno de sus paisajes más notables, “Paseo de la O”, en el que representa el famoso embarcadero de la ribera del río Guadalquivir en el barrio de Triana, se conserva en Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Emilio Sánchez Perrier fue nombrado Comendador de la Orden de Isabel la Católica.
Hacia 1.896, con tan solo 41 años, los médicos le diagnosticaron tuberculosis, enfermedad de la que falleció en Alhama de Granada en 1.907.