jueves, 18 de diciembre de 2014

José María Izquierdo



DE LOS POLANCOS A ALBAIDA.
Rotulada en 1.950 en recuerdo de José María Izquierdo Martínez (Sevilla, 1.886 – Sevilla, 1.922), escritor y humanista.

José María Izquierdo nació en la casa número 50 de la calle Castellar, la misma calle en que había nacido a finales del siglo XVI el poeta Francisco de Rioja, para después echar raíces en la Puerta de la Carne, primero en la calle San José y más tarde en la calle Santa María la Blanca, donde falleció.
Cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, en la que se doctoró y llegó a ser profesor de Derecho Canónico.

Su corta vida la dedicó a la investigación jurídica, a la creación literaria, el trabajo periodístico y a la participación en la vida cultural sevillana, a la que le prestó un notable impulso desde el Ateneo hispalense. Muy conocido en Sevilla bajo el seudónimo literario de “Jacinto Ilusión”, Izquierdo fue un hombre de amplios conocimientos, muy entregado al estudio y muy famoso en los ambientes culturales de la ciudad por su personalidad ensimismada y soñadora.

En 1.910 publico su estudio sobre “El Pragmatismo” y en 1.914 “El Derecho en el Teatro”. Sin embargo, su obra más conocida por el público sevillano es “Divagando por la ciudad de la gracia”, también publicada en el año 1.914.

José María recibió en vida grandes elogios de poetas de la talla de Juan Ramón Jiménez o Luis Cernuda.

En el año 1.918 el Ateneo sevillano organizó la primera Cabalgata de los Reyes Magos. La iniciativa, y todo el impulso, correspondieron a José María Izquierdo, que era vicepresidente de la Institución y en la que representó al rey Gaspar.

Esta primera edición de la cabalgata fue un modesto cortejo con los Magos montados a caballo y algunos otros jinetes con sus séquitos a pie y unos cuantos borriquillos que portaban en sus angarillas los juguetes y golosinas que se repartían a los niños pobres o enfermos acogidos en los hospitales, asilos y orfelinatos.

Bajo los auspicios del Excmo. Ateneo de Sevilla, en el parque de María Luisa se le erigió una sencilla glorieta a su memoria, que fue inaugurada el 15 de agosto de 1.925.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Juan de Pineda



DE MANUEL ARELLANO A SAN VICENTE DE PAUL.
Se rotuló en el año 1.950 en memoria de este jesuita y teólogo (Sevilla, 1.557 – Sevilla, 1.637).
Ingresó en la Compañía de Jesús con tan sólo 14 años, y muy pronto se convierte en uno de los humanistas más prominentes de su época.

Juan de Pineda fue profesor en varios colegios pertenecientes a su orden religiosa: de Filosofía en Granada, Sevilla y Córdoba; después de Escritura Sagrada en Córdoba, Sevilla, Madrid y Évora (Portugal).

Fue preboste de la Casa Profesa y rector del colegio jesuita de San Hermenegildo de Sevilla, donde fallecería de perlesía (parálisis cerebral).

Gran intelectual y teólogo de reconocido prestigio, Juan de Pineda poseía unos amplios conocimientos de latín, griego y hebreo.

Realizó un viaje a Roma en calidad de diputado para defender los intereses de la Compañía de Jesús, y al regresar a España se le nombró Consultor General de la Inquisición, y como tal, visitó las principales bibliotecas de España. El resultado de estas visitas fue el “Índex Librorum Prohibitorum” (índice de los libros prohibidos) de 1.612, muy apreciado por la Inquisición y del Inquisidor General, el Cardenal Sandoval, Arzobispo de Toledo.

En su época se había suscitado una polémica entre los franciscanos que defendían la concepción inmaculada de la Virgen María y los dominicos, quienes opinaban que la Virgen nació con el pecado original y que Dios se lo perdonó cuando engendró a Jesús.

Esta disparidad de opiniones suscitó acaloradas disputas teológicas no solamente entre eruditos, filósofos, Papas y órdenes religiosas, sino que el pueblo, instituciones civiles y universidades tomaban partido por una u otra postura.

En este contexto Juan de Pineda demostró grandes conocimientos teológicos, filosóficos y morales que usó en defensa del Misterio de la Inmaculada Concepción, en contra de la tesis defendida a ultranza por los dominicos. En Sevilla en pueblo llano estaba claramente a favor de la Inmaculada Concepción.

Un incidente ocurrió en Sevilla en las fiestas de la natividad de la Virgen María el 8 de septiembre de 1.613 en el convento dominico de Regina Angelorum (hoy desaparecido). El prior de la orden pronunció un sermón en favor de la tesis dominica que disgustó sobremanera a los sevillanos, produciéndose un gran escándalo.

Los sevillanos hicieron grandes demostraciones públicas de desagravio, formando una piña en defensa de algo que sentían como propio. Todas las cofradías salieron a la calle en señal de protesta por el sermón del dominico.

El incidente llegó a conocimiento del Papa y la ciudad de Sevilla le pedía que se pronunciara. El Papa, aunque no llega a definir el dogma, se pronuncia e impone perpetuo silencio de los que están en contra de la Inmaculada Concepción.

Esta noticia causó una gran alegría en Sevilla y el 7 de diciembre de 1.617 se celebró una misa en la que predicó el padre Juan de Pineda y tras el sermón se hizo el juramento de defender que la Virgen María fue concebida sin pecado original.

El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue definido por el Papa Pío IX el día 8 de diciembre del año 1.854.

Juan de Pineda fue igualmente muy versado en historia, orientalista distinguido y amigo del célebre Andrés Escoto. Dejó para la posteridad un gran número opúsculos y las obras siguientes: “Commentarius in Job”; “Salomo previus sive de rebus Salomonis regis libri octo”; “Commentarius in Ecclesiastem”: “Memorial relativo a la santidad y virtudes heroicas del Santo Rey Fernando III” e “Índex novus librorum prohibitorum et exporgatorum”.

No tuvo muy buena relación ni con Luis de Góngora ni con Quevedo, quien le ataca debido a las “Anotaciones a la política de don Francisco de Quevedo”, en la que censuraba y atacaba la “Política de Dios y Gobierno de Cristo”.

En el conocido monumento a la Inmaculada Concepción de la sevillana plaza del Triunfo, entre la Catedral y los Reales Alcázares, en el amplio pedestal con las esculturas realizadas por el escultor Lorenzo Coullaut Valera, uno de los cuatro personajes es el de Juan de Pineda, a quien acompaña el del poeta Miguel de Cid, el escultor Juan Martínez Montañés y el pintor Bartolomé Esteban Murillo, todos ellos pertenecientes  al siglo XVII y que en su día destacaron en su afán concepcionista.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Fray Pedro de Zúñiga



DE LUIS DE MORALES A SANTO DOMINGO DE LA CALZADA.
Se rotula en 1.950 en recuerdo de Pedro de Zúñiga y Velasco (Sevilla, 1.580 – Nagasaki, 1.622), noble, religioso y mártir de la Iglesia Católica, beatificado por el papa Pio IX en la ceremonia celebrada en el Vaticano el día 7 de julio 1.867. Su fiesta la celebra la Iglesia Católica el día 19 de agosto, día de su martirio.

Segundo hijo de Álvaro Manrique de Zúñiga y Sotomayor, I marqués de Villamanrique y virrey de Nueva España (Méjico), en su niñez, durante la ausencia de sus padres en Méjico de 1.585 a 1.590, se crio en la casa de su tía Leonor.

Inspirado por el ardiente celo religioso de su familia ingresó en el convento de los agustinos de Sevilla, donde profesó el 2 de octubre de 1.604, y se ordenó sacerdote y predicador. Era un joven de agudo ingenio, enérgico, amable y cariñoso, sobresaliendo por su amor al estudio, a la oración y a su vocación por la salvación de las almas.

El vicario provincial de la misión religiosa en el Japón, fray Diego de Guevara, llegó en 1.609 a España solicitando religiosos para cristianizar las islas Filipinas y del Japón. Durante su estancia en el convento agustino de Sevilla, narró los progresos que la religión cristiana hacía en el Japón y del martirio sufrido años antes por los religiosos.

Pedro decidió agregarse a tan sagrada misión, pese a la fuerte oposición de su familia y sus superiores, que tenían en cuenta su alta alcurnia y sus posibilidades de alcanzar altos cargos eclesiásticos. Al final Pedro consiguió el permiso para embarcarse hacia las Filipinas y ejercer su misión apostólica en el Japón. El 6 de junio de 1.610 llegaba a Manila en compañía de fray Diego de Guevara y 16 religiosos.

En Filipinas fue destinado a la provincia de Pampanga, donde se ejercitó en la administración de sacramentos. Enardecido por los relatos conmovedores de los martirios que en el Japón padecieron los religiosos en 1.617, pidió permiso para predicar el evangelio y ofrecer su vida por la salvación de las almas japonesas.

En 1.618 llegó a Nagasaki acompañado de otros religiosos vestidos de seglares. Reconocidos como religiosos cristianos, el gobernador ordenó su persecución y prisión. Pedro, oculto en casa de unos japoneses cristianos, estudió la lengua japonesa y propagó clandestinamente el Evangelio.
En diciembre de 1.618 el nuevo gobernador de Nagasaki, hombre de buen corazón, se vio obligado a cumplir la persecución que de los cristianos ordenada por el emperador Japonés. Dio aviso a Pedro, a quien bien estimaba, sugiriéndole que debía abandonar el Japón. Pedro, ante estas circunstancias, resolvió volver a Manila, donde llegó en mayo de 1.619.

A las súplicas de los japoneses cristianos pidiendo el envío de misioneros y en especial a fray Pedro de Zúñiga, a quien extrañaban y amaban, el provincial de los agustinos decidió volver a enviar a fray Pedro, quien salió de Manila en compañía del dominico fray Luis Flores, vestidos de mercaderes en una pequeña fragata comercial japonesa.

Debido a temporales y borrascas arribaron a la isla de Formosa (actual Taiwán) el 22 de julio de 1.610. Al partir de Formosa, para continuar el viaje, fueron apresados por corsarios ingleses, quienes los entregaron a los holandeses. Estos, sospechando que eran religiosos, los llevaron a su factoría de Hirado en el Japón y los acusaron ante el gobernador de ser sacerdotes cristianos y de no acatar la prohibición del emperador de la entrada de misioneros católicos.

El cautiverio holandés duró 16 meses, enjaulados en una oscura cárcel y padeciendo muchos tormentos, hasta confesar que eran sacerdotes que iban a predicar la fe cristiana. Los prisioneros fueron conducidos a una cárcel japonesa en la isla de Ykinoxima y posteriormente fueron trasladados a Nagasaki, donde llegaron el 17 de agosto de 1.622.

Conducidos ante el gobernador, recibieron la sentencia de muerte. A los 12 marineros de la fragata japonesa los degollaron, al capitán de ella y a los religiosos fray Pedro de Zúñiga y fray Luis Flores los quemaron vivos a fuego lento el viernes 19 de agosto de 1.622.

La relación de este famoso martirio, escrito por el mártir del Japón fray Bartolomé Gutiérrez, testigo de los acontecimientos, la reproduce Sicardo en su obra “Cristiandad del Japón”.

Las reliquias de fray Pedro de Zúñiga fueron recogidas por el portugués Martín de Govea, vecino de Nagasaki. Perseguido por los japoneses, logró llegar a la ciudad de Macao, llevando consigo el santo cuerpo quemado y la columna donde fue amarrado, teniéndolo en veneración. A su muerte su hijo Pedro Pinto de Govea lo depositó en casa de Tomás Congi, japonés cristiano.

Sus restos fueron trasladados a Manila en 1.651. Después de la toma y saqueo de Manila en 1.762, las santas reliquias desaparecieron. Sin embargo, el madero en que sufrió el martirio se salvó y fue enviado al Convento de San Agustín de Salamanca.


En su honor el colegio de educación primaria del pueblo de Villamanrique de Zúñiga (desde 1.577), hoy Villamanrique de la Condesa (Sevilla) (desde 1.916), lleva el nombre de San Pedro de Zúñiga.

viernes, 31 de octubre de 2014

Herrera el viejo



DE MONSALVES A SAN ROQUE.
Rotulada en 1.875 en memoria de Francisco de Herrera, llamado el Viejo (Sevilla, c. 1.590 – Madrid, c. 1.655), pintor y grabador del Siglo de Oro.
Comenzó su formación artística con su padre, el iluminador Juan de Herrera. Poco después, alrededor de 1.614, se conocen sus primeros contratos como pintor.

Se examinó de pintor en 1.619 por exigencias de su gremio, que incluso le planteó un pleito por no haberlo hecho antes y estar contratando trabajos. Tal vez fue discípulo de Francisco Pacheco, mostrando en sus obras huellas de su estilo en San Buenaventura recibe el hábito de San Francisco. 1.626, (Museo del Prado). También de Juan de Roelas. Fue el padre de otro gran pintor y arquitecto, Francisco de Herrera, el Mozo o el Joven.

Herrera tuvo una vida azarosa y repleta de adversidades, en parte debido a su mal carácter. Fue denunciado en varias ocasiones por el gremio de pintores por no haber superado el examen de maestría y por supuesta fabricación de moneda falsa, pleitos que le llevaron en algunas ocasiones a la cárcel.

En la antigua calle de Las Palmas (hoy Jesús del Gran Poder) se halla el que fue Colegio de los Jesuitas dedicado a San Hermenegildo. En el altar mayor de la iglesia estaba por entonces el famoso cuadro de Herrera el Viejo que representa a San Hermenegildo glorioso.

Este cuadro le llamó tanto la atención a Felipe IV, el día que entró a visitar el Colegio que preguntó por el autor. Casualmente estaba Herrera recluido en esta casa por haberse iniciando procedimiento en su contra por falsificación de moneda y con gran miedo se lo manifestaron al Rey, el cual contestó: “En esa causa soy yo el Juez y parte. Traédmelo aquí”.

Se presentó Herrera con el susto que se puede imaginar, y se echó a los pies del Rey implorando clemencia. S. M. le dijo: “Quien tiene esta habilidad, ¿para qué ha menester más oro ni plata? Andad que libre estáis y no volváis a incurrir más en ello”.

Víctima del mal carácter de Herrera fue el mismo Diego Velázquez, quien siendo todavía un niño entró como aprendiz en su taller, aguantando solo unos pocos meses, antes de marcharse al taller de su futuro suegro, Francisco Pacheco.

La muerte de su esposa, una de las numerosas víctimas de la terrible epidemia de peste que sufrió Sevilla en 1.649 y el traslado a Roma de su hijo, en circunstancias algo oscuras, le dejaron bastante deprimido y en completa soledad.

Hacia 1.610, dibujó la portada de un libro con la figura de San Ignacio de Loyola; en 1.617 pinta el cuadro “Pentecostés”, que está colgado en el Museo de El Greco en Toledo y de este mismo año es un “San Lorenzo” que se conserva en la Iglesia de la Merced de Huelva.

En el Palacio Arzobispal de Sevilla se halla el cuadro “Inmaculada con monjas franciscanas” (1.615), una de las doce obras que Herrera el Viejo realizó para decorar la capilla de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz, en el claustro principal del desaparecido Convento Casa Grande de San Francisco, que se hallaba en la actual Plaza Nueva.

En 1.618, en plena madurez artística, realizó la decoración de la capilla de San Hermenegildo de Sevilla. En 1.624 realiza su “San Hermenegildo”, que se conserva en la iglesia del mismo nombre en Sevilla. En 1.626 dibuja el cuadro “San Buenaventura recibe el hábito franciscano”, la obra más interesante de su mano que se puede admirar en el Museo del Prado de Madrid, “Santa Catalina y la familia de San Buenaventura”, que se halla en la Universidad Bob Jones de Greenville (Carolina del Sur, Estados Unidos) y “Job”, en el Museo de Bellas Artes de Ruan (Francia). En 1.627 pintó “La Parentela de Jesús”, conservado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
De 1.628 es un gran cuadro de Herrera representando el “Juicio Final”, que se encuentra en la parroquia de San Bernardo de Sevilla. Fechado en 1.635 está “El Bebedor”, conservado en el Worcester Art Museum (Massachusetts, EE. UU.). En 1.639 dibuja la que tal vez sea su obra maestra, “San Basilio dictando su doctrina”, que se halla en el Museo del Louvre de París, así como dibujos con figuras de Apóstoles (Galería de los Uffizi de Florencia, Museo del Prado y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid).

En 1.643 está fechado el cuadro “San José con el Niño”, que se halla en el Museo de Bellas Artes de Budapest. En 1.647 recibe su principal encargo, la decoración del Palacio Arzobispal de Madrid, realizando cuatro grandes cuadros con los temas bíblicos “El maná”, “Moisés en la peña”, “Las bodas de Caná” y “El milagro de los panes y los peces”. En 1.650 pinta “Ciego tocando la zampoña”, que se conserva en el Museo de la Historia del Arte de Viena.

Se le considera, junto con Roelas, un pintor de transición desde el Manierismo hasta el Barroco. Roelas era mayor que él y esto condicionó que su pintura se viera influenciada por éste. Ambos fueron preparando el terreno para la introducción plena del “Tenebrismo”.

Herrera tenía un estilo vigoroso y dinámico, muy atrevido para el tono general del panorama artístico que por aquella época se cultivaba en Sevilla. Trabajó en esta ciudad hasta 1.638, año en el cual decide trasladarse a Madrid para continuar sus trabajos, donde estuvo en contacto con Diego Velázquez.

Falleció en Madrid en condiciones miserables.

martes, 14 de octubre de 2014

Pascual de Gayangos




DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS A TORNEO.

Rotulada en 1.898, a propuesta de la Academia Sevillana de las Buenas Letras, en memoria de Pascual de Gayangos y Arce (Sevilla, 1.809 – Londres, 1.897), historiador, arabista y bibliógrafo.
Descendía de una familia de larga tradición militar; siendo hijo del brigadier don José Gayangos y Nebot. Estudió en Madrid en las Escuelas Pías y en los Reales Estudios de San Isidro.

En 1.822, durante el Trienio Liberal, fue enviado a estudiar al colegio de Pont – le – Voy, En Blois (Francia), de dónde provenía la familia de su madre. Tras completar sus estudios, se trasladó a París y comenzó a estudiar el árabe en “L’Ecole spéciale des langues orientales vivantes”. En París conoció a una joven inglesa llamada Frances Revell, con la que contrajo matrimonio en Londres en el año 1.828.

En 1.829 regresó a España y consiguió un puesto como funcionario de la Delegación de Hacienda en Málaga. Entre los años 1.833 y 1.837 estuvo empelado como oficial 2º en la Oficina de Interpretación de Lenguas del Ministerio de Estado. Durante estos años realizó algunos trabajos en la Biblioteca Nacional y colaboró eficazmente en la clasificación de monedas y medallas del Palacio Real de Madrid.

En relación con estas actividades, realizó un viaje de estudios a París y Londres para profundizar en conocimientos numismáticos y de enseñanza del árabe. También accedió a manuscritos orientales del Monasterio del Escorial y desempeñó la cátedra de árabe en el Ateneo de Madrid en 1.836 y 1.837, año en el que marchó a Londres, donde permaneció hasta 1.843.

Pascual de Gayangos escribió en Londres un gran número de artículos en las obras enciclopédicas de la Sociedad para la Difusión del Conocimiento Útil y otras revistas inglesas. Pero su gran obra fue la traducción al inglés, para la Real Sociedad Asiática, de la “Historia de las Dinastías Musulmanas en España” del erudito del siglo XVII Ahmad Ibn Muhammad al – Maqqari.

Al regresar a España fue nombrado catedrático de árabe de la Universidad de Madrid, cargo que desempeñó hasta 1.871. Desde esa cátedra formó a una excelente generación de arabistas. En 1.844 fue elegido miembro numerario de la Real Academia de la Historia.

Entre 1.850 y 1.857 realizó una serie de viajes por toda la geografía española con la finalidad de enviar a Madrid documentos históricos provenientes de los monasterios desamortizados.
Siempre estuvo muy vinculado a Inglaterra y, desde su jubilación, alternó su residencia entre Madrid y Londres, donde emprendería la catalogación de los manuscritos españoles del Museo Británico. En estos años investigó también las relaciones diplomáticas entre España e Inglaterra durante los reinados de Jacobo I y Enrique VIII, para lo cual tuvo que consultar numerosa documentación reservada en el Archivo de Simancas.

En 1.881 fue nombrado Director General de Instrucción Pública por el primer gobierno del Partido Liberal Fusionista de Sagasta. Renunció al cargo, en ese mismo año, al ser elegido senador.
Gayangos escribió varios ensayos y estudios, el más conocido de los cuales es su extenso y documentado “Discurso preliminar”, sobre los libros de caballería españoles. Compuso también un estudio sobre la “Crónica del moro Rasis”.

Elegido académico de la Real Academia de la Historia, contribuyó notablemente a la renovación del arabismo.

Desde principios del siglo XV, el tramo de esta calle comprendido entre San Vicente y Torneo era conocido como Hondonada, y desde el siglo XVII comienza a ser llamado Hondonada del Carmen, Espalda del Carmen o Dormitorio del Carmen, porque a ella daba la fachada trasera del convento de igual nombre.

El tramo de San Vicente a Martínez Montañés, desde el año 1.665 se conocía como Espejo. En 1.845 toda la calle se llamó Espejo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Bucarelli



EN EL CERRO DEL ÁGUILA.

En 1.936 se dedicó esta calle a Antonio María de Bucarelli y Ursúa Henestrosa y Lasso de la Vega (Sevilla, 1.717 – Ciudad de México, 1.779), noble, militar, administrador colonial, caballero de la Real Maestranza de Sevilla, Teniente General de los reales ejércitos, Gobernador y Capitán General de la isla de Cuba, Virrey y Capitán General de Nueva España.

Nació en el seno de una noble familia sevillana de origen italiano, siendo el séptimo hijo de Luis de Bucarelli y Henestrosa, II marqués de Vallehermoso y Ana de Ursúa y Ursúa, IV condesa de Gerena. Antes de cumplir los cinco años, ingresó, con dispensa, en la orden militar de San Juan de Malta. Se alistó en el ejército a la edad de 15 años, como cadete, llegando, tras diversas acciones militares, al grado de general.

Después de desempeñar el cargo de gobernador y capitán general de la isla de Cuba desde 1.766, fue nombrado Virrey de Nueva España el 22 de septiembre de 1.771. Durante su mandato, realizó numerosas mejoras civiles y administrativas, tanto en la capital como en el resto del territorio del virreinato, emprendiendo una política de austeridad, control del gasto y un rigor fiscal que sirvió para sanear la desastrosa situación económica, sin la necesidad de crear nuevas contribuciones ni solicitar préstamos.

Bajo la influencia del pensamiento ilustrado español, Bucarelli mostró un especial interés por fomentar racionalmente la agricultura e impulsar la industria, las ciencias y la educación.
Fomentó las misiones científicas que hacían minuciosos estudios de la riqueza del país, intensificó la construcción del canal de desagüe del Valle de México hasta concluirlo, inauguró el Hospital de Pobres y mejoró el de Enfermos Mentales de México, terminó la construcción de los fuertes de San Juan de Ulúa y de Perote, inició la construcción del fuerte de San Diego, famoso más tarde por la resistencia hecha en él por Morelos y Confort, y también, bajo su gobierno, fue fundado el puerto de San Francisco (California). Bucarelli le prestó una primordial ayuda al obispo Lorenzana para la fundación de la Casa Cuna.

Consiguió pacificar a las distintas tribus de apaches, seris, julimes y pimas. Ante el ataque de estos indígenas que asolaban Coahuila y sus alrededores, Bucarelli ordenó su persecución y todos los que fueron apresados tuvieron por castigo el destierro a Cuba. No obstante, su gobierno se caracterizó por la protección que se brindó a los indios, mulatos y mestizos, motivo por el cual la Real Audiencia le dio el título de “Padre del Pueblo”.

Preocupado por las exploraciones rusas en América del Norte envió dos expediciones navales (1.774) al mando Juan Pérez y Bruno Heceta, los cuales, tras dirigirse al norte y explorar las costas occidentales hasta Alaska, no hallaron presencia alguna de los rusos.

En 1.776 un terremoto destruyó el castillo de San Diego de Acapulco, puerto estratégico en el comercio con Filipinas, lo que aprovechó Bucarelli para remodelarlo según los planos del ingeniero Miguel Constanzó, que proyectó un fuerte pentagonal.

Por otra parte, Juan Bautista de Anza, que había realizado con éxito el viaje por tierra desde Tubac a Monterrey, mandó una expedición que ocupó el puerto de San Francisco y fundó la ciudad de este mismo nombre en septiembre del año 1.776.

Escribió varias obras interesantes, entre ellas “Colección de todas las Provincias de Gobierno”, “Reglamento para el cuerpo de militares inválidos” y “Reglamento e instrucciones para el gobierno en el presidio del Carmen, en la isla de Tres”.

Poco antes de morir pidió ser sepultado a los pies de la Virgen de Guadalupe, en la basílica donde se encuentra la imagen de la cual era muy devoto. Su sepelio fue una auténtica manifestación de tristeza colectiva, pues se había ganado el cariño del pueblo.

Hombre muy activo y comprometido, tanto en el cargo de gobernador de Cuba, como en el de virrey de Nueva España, fue uno de los mejores administradores que tuvo la Monarquía española en el siglo XVIII. También fue un honrado político que logró mantener la paz el virreinato e impulsar las reformas borbónicas.

Antonio María de Bucarelli ha sido calificado como uno de los mejores gobernantes que pasaron por Nueva España. Él hacía el número 46.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Marqués de la Mina

Grabado de la conquista de Oran 1732

DE TEODOSIO A PLAZA SAN ANTONIO DE PADUA.
Rotulada en 1.875 en memoria de Jaime de Guzmán – Dávalos Spínola (Sevilla, 1.690 – Barcelona, 1.767), noble, militar, diplomático y gobernador.
Su padre era Pedro José Guzmán – Dávalos y Ponce de León, I marqués de la Mina, y su madre la noble italiana Giovanna María de Spínola y Pallavicini, IV condesa de Pezuela de las Torres, población de la provincia de Madrid.
Desde muy joven se dedicó a la milicia siguiendo los pasos de su progenitor. Sus primeros hechos de armas tuvieron lugar durante la Guerra de Sucesión Española (1.701 – 1.713), luchando al lado del bando borbónico.

En 1.709 solicita al rey Felipe V autorización para la creación de un regimiento de dragones a su costa, unidad mixta capaz de combatir a pie y a caballo, que sería conocido como Regimiento Pezuela y, más adelante, como Regimiento Lusitania, con cuyo nombre todavía pervive en el ejército español. Jaime Guzmán - Dávalos estuvo al frente de este regimiento durante veinte años con el grado de coronel.
Durante estos años, Jaime de Guzmán intervino en múltiples combates al mando de su regimiento en las costas del Mediterráneo, como Barcelona (1.714), Cagliari (Italia) (1.717), Messina y Melazzo (Italia) (1.718), Ceuta (1.720) o Gibraltar (1.727).

En 1.732, el ya II marqués de la Mina, participa en la conquista de Orán como mariscal de campo. En 1.734, como Teniente General, mandó el ala derecha del ejército español en la batalla de Bitonto (Italia), en el marco de los enfrentamientos con los austriacos en la Guerra de Sucesión Polaca.
En 1.742, durante la Guerra de Sucesión Austriaca, fue nombrado jefe supremo de los ejércitos españoles en Saboya en sustitución del conde de Gages. Ese mismo año tomó el castillo de Aspremont, capturando a toda la guarnición y sus cinco cañones, lo que le valió por estos méritos el ascenso a Capitán General del ejército.

Esta constante actividad bélica no le impidió el desempeño de otros cometidos de gran importancia, como su reconocida y valiosa labor de embajador en Francia entre 1.736 y 1.740, o su abundante producción literaria, que le convirtió en uno de los autores militares más prestigiosos de su época.
Siendo embajador español en la corte de Luis XV de Francia, Guzmán – Dávalos fue el encargado de llevar a cabo las negociaciones para desposar a Luisa Isabel de Francia con el hijo de Felipe V, el infante Felipe de España. El éxito de sus gestiones, así como su buena labor como diplomático, le hicieron merecedor del Toisón de Oro y la Orden del Espíritu Santo por parte de los dos monarcas.
Su vida da un giro importante cuando en 1.749 es nombrado Capitán General de Cataluña. Durante su mandato, se llevó a cabo en Barcelona la actuación de mejoras urbanísticas más importante de su historia antes de que tuvieran lugar los ensanches del siglo XIX.

Realizó grandes obras públicas, como la mejora de los accesos a la ciudad, el empedrado e iluminación de calles y el dragado del puerto. También implantó la ópera en el Teatro de Santa Cruz. Impulsará dos grandes proyectos de arquitectura militar en 1.753: la reedificación del castillo de Montjuich y la construcción del castillo de Figueras.

Aunque también empleó una férrea mano dura en determinados momentos, tales como la revuelta popular por la carestía del trigo del año 1.766.

Jaime de Guzmán – Dávalos se casó en dos ocasiones, la primera con doña Francisca Funes de Villalpando, hija de los condes de Atarés, la segunda con doña María Agustina Zapata de Calatayud y Fernández de Híjar, duquesa de Palata, princesa Massalubrense, marquesa de Cábrega y baronesa de Mozota, con la que compartió, como consorte, estos títulos concedidos en el Reino de Nápoles por los borbones españoles. Con ninguna de sus dos esposas tuvo descendencia.
Entre sus muchos títulos y dignidades, fue Caballero maestrante de Sevilla, Señor del mayorazgo de Salteras (Sevilla) y Patrón de la capilla mayor de la parroquia de Omnium Sanctorum de Sevilla.

El marqués de la Mina falleció en Barcelona ocupando su cargo de capitán general de Cataluña. Fue enterrado en la iglesia de San Miguel del Puerto, construida en la Barceloneta durante su mandato.
Antiguamente esta calle se llamó del Moral y después de San Antonio, por su proximidad al Convento franciscano de San Antonio de Padua. Luego se rotuló de Hernán Cortés y de Alcoy. En 1.868 de Mina, completándose el nombre de Marqués de Mina por acuerdo capitular de 30 de enero de 1.875

lunes, 18 de agosto de 2014

Luis Rey Romero



DESDE GOLES HACIA TORNEO

Nacido el 5 de enero de 1935, Luis Rey Romero no surgió por generación espontánea. Puede decirse que fue un eslabón más de una larga saga familiar de pedagogos sevillanos que desde 1886 dirige un colegio que puede considerarse, hoy por hoy, como uno de los mejores del panorama educativo hispalense. Aunque de formación científica –se licenció en Químicas con Premio Extraordinario y fue Doctor Cum Laude–, los que le conocieron destacan su visión integral de la educación de los jóvenes, en la que se conjugaba la excelencia académica con los valores humanos.

Luis Rey Romero llegó al San Francisco de Paula como profesor en 1957, siendo jefe de Estudios entre 1973 y 1977, año en el que se haría cargo de la dirección del colegio hasta 1997. Durante esos 20 años al frente del centro educativo, al que llegó como profesor en 1957, estableció un objetivo fundamental: la formación de su alumnado desde la excelencia humana y académica. La confrontación ideológica y social del país fue coetánea a sus primeros años como director del centro. No obstante, y siempre abanderando el lema que aún sigue vigente en el centro, «Respeto y trabajo», y con su carácter dialogante y conciliador, logró implantar una correcta convivencia entre alumnos, profesores y padres con distintas ideas.

Rey Romero diseñó, implantó y desarrolló las bases educativas de su proyecto: la labor social del colegio, la coordinación de las distintas materias y grados, la conveniencia de redactar un currículo del centro para lograr un plan de estudios coherente y sólido y la cooperación entre colegios de distintos países para alcanzar una internacionalidad en la educación. Igualmente, restauró el carácter mixto del colegio, que ya existía en la II República y fue eliminado durante el franquismo, suprimió su internado y protagonizó la conversión del colegio en centro privado.

En su etapa de director, el Colegio de San Francisco de Paula celebró su centenario, establecido al tomar como referencia el año de su traslado a la sede actual, en 1886. Durante ese curso, 1996-1997,
el centro alcanzó su cuota más alta de alumnos (1.495). Un año después, Luis Rey Romero, y tras un periplo de veinte cursos, tuvo que dejar por motivos de salud la Dirección a su hijo Luis Rey Goñi. Luis Rey Romero recibió numerosos homenajes como reconocimiento a su vasta trayectoria docente e investigadora.

Fue un enamorado de la ciencia y de la docencia. Cogió el testigo del centro en los momentos difíciles de la Transición para continuar con su espíritu liberal y de rigor académico y dejó una profunda huella en muchos estudiantes.

El día 12 de junio de 2006 fue rotulada la calle dedicada a quien fuera director del colegio San Francisco de Paula durante 20 años (1977-1997), Luis Rey Romero, asistiendo al acto el alcalde de la ciudad de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, entre otras personalidades. El Ayuntamiento tomó tal decisión en reconocimiento a la labor del homenajeado en su calidad de docente.

domingo, 10 de agosto de 2014

Javier Lasso de la Vega.



DE ORFILA A TRAJANO.


Francisco Javier Lasso de la Vega y Cortezo (Sevilla, 1.855 – Sevilla, 1.911), médico, escritor e intelectual.
Rotulada en 1.914 a petición de los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla, en honor de
Nació en la calle de las Palmas, actual Jesús del Gran Poder, y fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo de Sevilla. Cursó la primera y segunda enseñanza en el Colegio del Santo Ángel de Sevilla.
Estudió la carrera de Medicina en la Universidad de Sevilla, la cual finalizó en el año 1.874, ampliando sus conocimientos matriculándose en las facultades de Derecho y Filosofía y Letras entre 1.881 y 1.884, año en el que es designado Catedrático numerario auxiliar de la Escuela Provincial de Medicina de Sevilla y tras doctorarse, en 1.886, obtiene la Cátedra de Enfermedades de la infancia, que desempeñó hasta su fallecimiento.
Hombre de exquisita y amplia cultura, era un asiduo de las refinadas tertulias habituales en la Sevilla de finales del siglo XIX, como es el caso de “La Genuina”, donde se hablaba de poesía, historia natural, historia, y en la que también se discutía sobre asuntos políticos. En 1.881 fundó, junto a Antonio Machado Núñez, Joaquín Guichot y Parody y Manuel Sales y Ferré, entre otros, la sociedad “El Folklore Andaluz”: Sociedad para la recopilación y estudios del saber y las tradiciones populares”.
Perteneció a otras importantes instituciones como la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, de la que fue presidente, el Ateneo hispalense, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y la Academia Gaditana de Ciencias y Letras.
Posicionado políticamente como progresista, fue concejal en el Ayuntamiento sevillano en dos ocasiones. Su sólida cultura se acompañaba de grandes dotes para la elocuencia.
La capacidad de persuasión, a través de la palabra, le sirvió a Lasso de la Vega lo mismo para mantener la atención de sus discípulos como para la captación de electores en el ámbito político.
Entre sus escritos literarios destacan “Vidvan: poema en cuatro cantos” (1.906), “Evocaciones” (1.905) y la novela “Isaac” (1.900). Su magnífico estudio “Biografía y estudio crítico de las obras del médico Nicolás Monardes” (1.891), fue premiado por el Ateneo de Sevilla.
En la apertura del curso académico 1.904 – 1.905 de la Universidad Literaria de Sevilla, fue leído su “Discurso sobre el Feminismo”, un texto de 38 páginas en el que reivindica, por ejemplo, la independencia de la mujer en lo económico y lo político.
Muy querido y apreciado por todos, tras su muerte en el año 1.911, la Academia de Medicina, de la cual era entonces su presidente, acordó dejar vacante por un año el cargo en señal de duelo.
Esta calle se llamó en lo antiguo Cadenas, por las existentes en la casa de don Pedro de Pineda, según privilegio que le concedieron los Reyes Católicos de colocarlas delante de su puerta.

Fabié.



DE PUREZA A RODRIGO DE TRIANA.

Antonio María Fabié y Escudero (Sevilla, 1.832 – Madrid, 1.899), escritor, filósofo, historiador. Político y bibliófilo destacado por su filosofía hegeliana, de la que se aficionó a mediados del siglo XIX, mientras era estudiante de la Universidad de Sevilla, bajo la influencia de José Contero Ramírez, catedrático de metafísica.
Calle rotulada en 1.904 en memoria de
Hijo de un farmacéutico que era presidente del Colegio de farmacéuticos de Sevilla, Inspector de Farmacia de la Aduana Nacional y académico de número de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, nació en el número 17 de la calle de San Jacinto del barrio de Triana en la planta alta de una botica regentada por su padre.
Tras cursar la Segunda Enseñanza en el Colegio de San Alberto, estudió las carreras de Derecho, Farmacia y Ciencias Exactas. En 1.852, con apenas 20 años, recibió en Madrid la investidura de doctor en Farmacia.
Al trasladarse a Madrid ocupó el cargo de redactor jefe del periódico “El Contemporáneo”, del que era colaborador, en esos momentos, un joven sevillano llamado Gustavo Adolfo Becquer. En la capital de España se casó con María Gutiérrez de la Rasilla.
Como político fue militante del Partido Moderado, siendo elegido diputado en las Cortes de 1.863. En 1.865 se le nombró fiscal de la Deuda Pública, en 1.867 Director General de Administración y Fomento del Ministerio de Ultramar y 1.870, y durante tres meses, fue subsecretario de Hacienda. En 1.871 volvió al Congreso del lado de Cánovas del Castillo.
Antonio María Fabié fue detenido en Madrid a raíz del pronunciamiento en Sagunto protagonizado por el general Arsenio Martínez Campos el 29 de diciembre de 1.874, pero no se le encontraron documentos que le implicasen en la conspiración a favor del futuro rey Alfonso XII.
Al triunfar la restauración borbónica a final de diciembre de 1.874, Cánovas nombró a Pedro Salvatierra como ministro de Hacienda, quien eligió a Fabié para la subsecretaría de ese Ministerio.
En 1.875 fue elegido diputado por Casas Ibáñez (Albacete) y nombrado presidente de la Comisión de Presupuestos; dos años más tarde ingresó en el Consejo de Estado de España. Más tarde fue diputado por Sevilla (1.879 y 1.881) y senador por la provincia de Ávila (1.883) y también por Castellón (1.886).
Finalmente, fue nombrado por Antonio Cánovas del Castillo, en 1.890, Ministro de Ultramar, cargo que abandonó un año después, y en 1.892 asumió el cargo de presidente del Tribunal Supremo de lo Contencioso Administrativo, recibiendo después el nombramiento de Presidente del Consejo de Filipinas y posesiones del Golfo de Guinea (1.895 – 1.897).
El 24 de octubre de 1.899 fue nombrado gobernador del Banco de España. Ocupando este cargo visitó al Ministro de Hacienda y, hallándose en la antesala, sufrió un derrame cerebral que le privó del conocimiento. Trasladado a su domicilio, falleció tres días después.
Hombre de un gran talento e indudable mérito, supo abrirse camino en las letras y la política.
En lo que respecta a su obra literaria, escribió diversas obras filosóficas e históricas, entre las que destacan la traducción al español de la “Lógica de Hegel” (1.872), “Vida y escritos de fray Bartolomé de las Casas” (1.878) “Historia de la Legislación española de Indias” (1.875), “Recuerdos de Sevilla” (1.878), “El Principado de Asturias” (1.880), “Estudio crítico sobre los bronces de Osuna” (1.887), “La Instrucción pública en España” (1.899), “El maestro Antonio de Nebrija y su obra” y la biografía de Antonio Cánovas del Castillo, publicada en 1.928.
En 1.875 publicó en la “Revista Europea” una serie de diez artículos con éste título: “Examen del materialismo moderno”.
Perteneció a las Reales Academias de la Historia y de la Lengua, y presidió en Madrid la Diputación permanente de la de Buenas Letras de Sevilla. Estaba en posesión de las grandes cruces de Carlos III y de Isabel la Católica.
En la casa de la calle San Jacinto, donde nació Antonio María Fabié, se colocó una lápida que le recuerda entrañablemente.
Esta calle en el año 1.486 se la conocía como Carreteros; en sus inicios se conserva un azulejo del Siglo XVIII con este nombre. En tiempos pasados fue lugar de hornos de alfareros y panaderías.

Paseo Marqués de Contadero.



A ORILLAS DEL RÍO GUADALQUIVIR

Rotulado en 1.977 en memoria de Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas (Sevilla, 1.897 – Sevilla, 1.966).
Labrador y ganadero, fue uno de los fundadores de la Juventud Patriótica de Sevilla, en la que ocupó la vicepresidencia. Al caer la dictadura de Miguel Primo de Rivera el día 28 de enero de 1.930, Jerónimo Domínguez era diputado provincial por Carmona (Sevilla).
Caso insólito, fue presidente de los dos clubes de futbol de nuestra ciudad: en la temporada 1.920 – 1.921 del Real Betis Balompié y desde el 7 de septiembre 1.942 al 5 de mayo de 1.948, del Sevilla Futbol Club, bajo cuyo mandato el club sevillista fue campeón de la Liga Española.
Fue alcalde de Sevilla desde el día 3 de febrero de 1.952 hasta el 21 de marzo de 1.959. Sin embargo, este calendario oficial no es verdadero, porque dimitió como alcalde ante el mismo General Franco, en El Pardo, el 24 de octubre de 1.958, y desde el día siguiente hasta el 21 de marzo de 1.959, la alcaldía de Sevilla la representó interinamente el primer teniente de alcalde, Santiago Garrigós, que después cedió el cargo a Mariano Pérez de Ayala.
Oficialmente nunca se anunció su dimisión, y el único periódico que dio la noticia fue el diario vespertino “Sevilla”, por lo que fue sancionado su director. Todos los demás miembros de la Corporación Municipal prometieron dimitir con el alcalde, pero luego nadie tuvo el valor de presentar la dimisión ante las presiones políticas ejercidas por la Jefatura Provincial del Movimiento.
Los motivos que impulsaron la dimisión del Marqués del Contadero fueron debidos a las promesas incumplidas por parte del Jefe del Estado y sus ministros respecto a los numerosos problemas urgentes que acuciaban a Sevilla. Fue entonces cuando el alcalde se decidió a dimitir para dejar constancia de su rechazo al olvido administrativo que sufría la ciudad.
Es preciso destacar su espíritu humanitario, su ayuda a las obras benéficas, en especial al sanatorio de Jesús del Gran Poder, de los hermanos de San Juan de Dios, para niños lisiados, que tuvo desde los primeros momentos en el Marqués del Contadero un valioso protector.
Durante su gestión al frente del Ayuntamiento logró sanear las arcas municipales y terminó el ensanche de la calle Imagen, rescatando la Compañía de Aguas de los ingleses y el servicio de tranvías, retirándose progresivamente estos vehículos de transporte para ser sustituidos (1.954 – 1.960) por autobuses urbanos.
Se reformó la Alameda de Hércules y la plaza de Carmen Benítez, se construyeron varios grupos de viviendas en el Tiro de Línea, la Ciudad jardín y Sector Sur; se transformó la Fábrica de Tabacos en Universidad y se adquirió el edificio para los Sindicatos en la plaza del Duque.
En 1.957 se comenzaron las obras de Piscinas Sevilla, instalación conocida en un principio como Piscina de la Ciudad Jardín, inaugurándose su primera fase en el año 1.958.

Blanca de los Ríos.



EN LA PLAZA DEL SALVADOR

Calle rotulada desde 1.916 para rendir homenaje a Blanca de los Ríos Nostench (Sevilla, 1.862 – Madrid, 1.956), escritora y pintora.
Prácticamente desconocida, pese a la labor que desempeñó como escritora y crítica, su obra, sin embargo, ha sido traducida en numerosos países europeos. Nació en la calle Francos en el seno de una familia de elevada cultura que le reportó una esmerada formación.
Su padre era el famoso arquitecto Demetrio de los Ríos y Blanca era sobrina del escritor José Amador de los Ríos, su abuelo materno fue médico y tuvo tíos que fueron escritores, pintores y políticos, toda una referencia a la que ella se supo acoger inteligentemente.
En sus orígenes como escritora firmaba bajo el seudónimo de Carolina del Boss. A los 16 años llegó a publicar su primera novela, “Margarita”, y a esta le siguieron los poemarios “Los funerales del César” (1.880) y “Esperanzas y Recuerdos” (1.881), y a los 17 años escribió un romancero dedicado a “Don Jaime el Conquistador”, continuó con “La novia del marinero” (1.886), a las que continuaron otras más. También cultivó poseía, teatro, cuentos, narrativa y periodismo.
En el año 1.888, la Real Academia Española de la Lengua le otorgaba un premio de 1.500 pesetas por un estudio biográfico y crítico de Tirso de Molina, que Blanca de los Ríos había presentado a un certamen abierto convocado por la Academia.
Contrajo matrimonio con el conocido arquitecto, arqueólogo e historiador Vicente Lampérez y Romea (Madrid, 1.861 – Madrid, 1.923), catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, que realizó reformas y restauraciones de monumentos como las catedrales de Burgos, de Cuenca y el castillo de Manzanares el Real (Madrid), y, además, era un hombre que estaba muy vinculado a los ambientes literarios.
Su traslado a Madrid le supuso el contacto directo con el ambiente literario e intelectual de la capital de España, ampliando su horizonte y sus proyectos. A ella se le deben numerosos estudios sobre Tirso de Molina, así como la edición crítica de sus obras completas. Esta labor le valió el reconocimiento de la Real Academia Española de la Lengua, de la que no llegó a formar parte, pese a que fue presentada su candidatura como se menciona más abajo.
También dedicó sus esfuerzos a la figura y la obra de Santa Teresa de Jesús, sobre la que pronunció diversas conferencias, siendo muy alabada por esta faceta. Asimismo destacó en la investigación sobre la literatura del Siglo de Oro.
Igualmente es destacable su participación en algunos periódicos como “El Imparcial”, “La Época”, “Blanco y Negro” y “El Nuevo Mundo”, y en diversas revistas muy prestigiosas. Fundó en 1.918 la revista “Raza Española”, la que dirigió hasta 1.930, año en que desapareció. En ésta, como en otras publicaciones, divulgó sus ideales feministas.
Su preocupación por los derechos de la mujer y las relaciones de España con los países hispanoamericanos ocuparon una parte importante de su trabajo, como lo demuestra su participación en La Unión de Damas Españolas, diseñando medidas de protección para las mujeres en el trabajo.
No llegó a formar parte de la Real Academia de la Lengua, pese a que su candidatura fue presentada por los hermanos Álvarez Quintero. También fue candidata al Premio Nobel de Literatura, por su dilatada obra literaria.
Igualmente destacó en el estudio y la crítica de la literatura, por lo que fue abandonando su creación literaria. En este ámbito tomó como maestro a Marcelino Menéndez Pelayo. Una de sus principales obras es “Del Siglo de Oro” publicada en 1.910 y prologada precisamente por Menéndez Pelayo.
Sus obras tienen traducción al francés, italiano, alemán y danés.
Blanca de los Ríos, además de sus extraordinarios méritos como literata, merece el reconocimiento de Sevilla, porque siempre la tuvo presente. Su gran amor por esta tierra surge a raudales en sus delicados versos y en su magnífica prosa, siempre elegante y elocuente.
Durante su carrera literaria recibió elogiosas críticas, así como varias condecoraciones: la medalla de Oro al Trabajo; la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y la Cruz de Alfonso XII, esta última en un homenaje presidido por la Reina Victoria Eugenia.
En el siglo XV esta calle se llamó Cordoneros y a partir de 1.520 aparece como Cochinos. Los azulejos que rotulan la calle fueron pintados por Gustavo Bacarisas.

Gitanillo de Triana.



EN EL POLÍGONO DE SAN PABLO

Francisco Vega de los Reyes (Sevilla, 1.904 – Madrid, 1.931), torero de etnia gitana, también conocido por “Curro Puya”.
Calle rotulada desde 1.966 en recuerdo de
Hijo de un herrero, era el tercero de siete hermanos, tomando el apodo de Triana por haber nacido en este popular barrio sevillano, concretamente en la calle Verbena, actualmente Rodrigo de Triana.
Su primera novillada tuvo lugar en San Fernando (Cádiz) el 18 de mayo de 1.924. En esta novillada recibió su bautizo de sangre al ser cogido por un novillo de la ganadería de Félix Gómez.
Se presentó en Sevilla como novillero el día 15 de agosto de 1.925 (día de la Virgen de los Reyes) con novillos de Molina, alternando con “Cagancho” y Andrés Mérida. Su presentación en Madrid, también como novillero, la realizó el 30 de julio de 1.926, alternando con Francisco Royo “Lagartito” y Julio Mendoza, obteniendo Gitanillo un triunfo apoteósico estoqueando reses de Coquilla.
Tomó la alternativa el 28 de agosto de 1.927 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), con toros de Concha y Sierra, y apadrinado por Rafael el Gallo, que le cedió el toro “Vigilante” y con Juan Belmonte como testigo.
La corrida fue extraordinaria; a su toro de la alternativa Gitanillo de Triana le cortó las dos orejas. Juan Belmonte estuvo sublime, cortando las cuatro orejas y dos rabos y Rafael el Gallo le corto al cuarto de la triunfal tarde las dos orejas y el rabo.
La confirmación de la alternativa tuvo lugar en la antigua plaza de toros de Madrid, en el Camino de Aragón, el día 6 de octubre de 1.927, con toros de Julián Fernández. Su padrino volvió a ser Rafael el Gallo, completando también la terna Juan Belmonte.
La afición taurina lo consagraba y surgía de repente una primera figura del toreo.
Situado el segundo en el escalafón, en el año 1.928 toreó en Méjico, donde ganó la “Oreja de Oro”. Este fue un año triunfal, toreando 69 corridas, sobrepasado solamente por “Chicuelo”.
En 1.929 descendió mucho su categoría, y toreó solamente 24 corridas, para desmoronarse todavía más en 1.930, pero las pocas tardes en que triunfó este año fueron verdaderas apoteosis.
Gitanillo de Triana estaba considerado como un torero irrepetible, único y estilista, además de un gran maestro de la verónica, que era lenta y suave y de una indescriptible belleza, que la afición llamó “minuto de silencio”. Era un torero de arte, de embeleso, de buenas faenas, de exquisita perfección con el capote, undiestro que ofreció belleza plástica. Sin embargo, se le ha reprochado su falta de continuidad y su escasa voluntad.
El día 31 de mayo de 1.931, cuando llevaba lidiadas 16 corridas en esa temporada, durante una corrida en Madrid alternando con “Chicuelo” y Marcial Lalanda, al iniciar un ayudado por alto muy pegado a las tablas, sufrió una gravísima cogida infligida por el toro “Fandanguero”, el primero de su lote y tercero de la tarde, de la ganadería de Graciliano Pérez Tabernero.
El toro corneó a “Gitanillo de Triana” en los dos muslos y en la cadera, con rotura de la arteria glútea, penetración en pelvis y arrancamiento del nervio ciático. A consecuencia de la gravedad de estas cornadas murió dos meses y medio después, el 14 de agosto de 1.931 a los 27 años de edad.
Su cadáver fue trasladado a Sevilla y, en medio de un ferviente clamor popular, fue enterrado en el cementerio de San Fernando de Sevilla.
Con motivo del fallecimiento de Francisco Vega de los Reyes, la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Estrella de Triana, decidió vestir de luto a su imagen titular.
Su hermano Rafael, nacido en 1.915 y casado con una hija de Pastora Imperio, también fue matador de toros y después de la muerte de Francisco uso el apodo de “Gitanillo de Triana”, por lo que algunas veces son confundidos.

Luis Montoto.



DE MENÉNDEZ PELAYO A AVDA. DE LA CRUZ DEL CAMPO

Esta calle fue rotulada en 1.920 como Luis Montoto, de nuevo Oriente en 1.931 y en 1.941, definitivamente, con el nombre actual en recuerdo de Luis Montoto Rautenstrauch (Sevilla, 1.851 – Sevilla, 1.929), escritor y folclorista. Conocido como el Patriarca de las letras hispalenses.
Nacido en una casa de la calle Abades (donde posteriormente se instalaría el Instituto Francés), era el segundo hijo del abogado, periodista e historiador José María Montoto López – Vigil y de María de los Ángeles Rautenstrauch y Giovanelli.
Siendo casi un niño escribió una colección de 15 cantares, que fueron publicados por el periódico sevillano “La Voz de la Caridad”.
Inició los estudios de ingeniería en Madrid, pero a Luis Montoto no le agradaban demasiado las ciencias y regresó a Sevilla para licenciarse y doctorarse en Derecho por la Universidad hispalense. No obstante, sus principales estudios se centraron en el terreno de la Antropología.
En el ejercicio de su carrera Luis Montoto fue una figura eminente, alcanzando el cargo de primer notario eclesiástico del Arzobispado sevillano. También fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla, cronista oficial de la ciudad, miembro del Ateneo de Sevilla y secretario perpetuo de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla. Desde muy joven se relacionó con intelectuales y literatos.
Estos cargos no le restaron ánimos para desarrollar al máximo su vocación literaria. Escribió libros de poesía como “Noches de Luna” y “A la lumbre del hogar”, este último libro fue muy leído en los hogares españoles a finales del siglo XIX.
Amigo del escritor Antonio Machado Álvarez, padre de los hermanos Machado, colaboró con él en la publicación de la “Biblioteca de Tradiciones Populares” (1.883 – 1.888), sobre folclore. Luis Montoto luchó tenazmente para que la cultura popular recibiera reconocimiento académico.
Se casó el 25 de agosto de 1.878 en Utrera (Sevilla) con Asunción de Sedas y Vigueras, con la cual tuvo siete hijos.
Luis Montoto no solamente se dedicó a la poesía y al folclore, pues también cultivó el ensayo, el cuento, el periodismo, la narrativa y el teatro. Además, muchos de sus artículos y poemas los publicó bajo el seudónimo de Lorenzo Miranda. Alcanzó una gran fama y admiración en su tiempo.
La mayoría de sus obras fueron reunidas en los seis volúmenes de sus “Obras completas” (1.909 – 1.915). Es autor también del famoso estudio de tipos del folclore español: “Personas, personajes y personillas que corren por tierras de ambas Castillas” (1.911 – 1.922), publicado en dos volúmenes.
Como concejal del Ayuntamiento sevillano participó en los principales eventos culturales, desde la organización de la Exposición Iberoamericana, que se celebraría en el año 1.929, hasta la instalación de monumentos, como el dedicado a San Fernando en la Plaza Nueva.
En el año 1.920 fue nombrado por el Ayuntamiento sevillano hijo predilecto de la ciudad. También fue galardonado con la Orden de Carlos III y la Gran Cruz de Alfonso XII.
Luis Montoto vivió y falleció en el número 21 de la calle Mateos Gago de Sevilla, a los 78 años de edad. En la fachada de esta casa existe una lápida que así lo recuerda.
Su fallecimiento causó mucha pena en Sevilla y se consideró una gran pérdida;  su entierro constituyó un duelo popular al que asistieron miles de personas, caso extraño tratándose de un literato y académico, siendo enterrado en el panteón familiar de la parroquia de San Bartolomé de Sevilla.
Además de la calle, el Ayuntamiento sevillano le dedicó una glorieta en el Parque de María Luisa, abierta al público en el año 1.959.
Uno de sus poemas comienza de esta manera:

“Dos besos tengo en el alma
Que no se apartan de mí:
El último de mi madre
Y el primero que te di”.

Antiguamente esta avenida se llamó Alamedilla de San Benito, nombre que tomó de la Iglesia así llamada; después Calzada de la Cruz del Campo, por conducir a este humilladero; más tarde Caños de Carmona y antes del nombre actual, en 1.869, se rotuló como Oriente.


Aníbal González.



DE HÉROES DE TOLEDO A AFÁN DE RIBERA, EN EL CERRO DEL ÁGUILA.

Desde 1.936 en honor del arquitecto Aníbal González Álvarez – Ossorio (Sevilla, 1.876 – Sevilla, 1.929). Fue el principal referente del regionalismo andaluz de principios del siglo XX, aportando siempre un toque personal y sevillano a todos sus edificios.
El mayor de tres hermanos, sus estudios universitarios supusieron un gran esfuerzo para su familia, que no poseía grandes medios económicos. Desde joven tuvo una gran afición a los libros, llegando, con los años, a completar una gran biblioteca. El 25 de noviembre de 1.902 consiguió el título de arquitecto, tras superar el examen de reválida con el número uno de su promoción en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, donde tuvo como compañeros de estudios a dos destacados arquitectos sevillanos: Juan Talavera Heredia y José Espiau y Muñoz.
En la proyección de su carrera fue muy importante el encuentro que tuvo con su primo hermano, por parte de madre, Torcuato Luca de Tena y Álvarez – Ossorio, fundador de la revista Blanco y Negro, y del diario ABC, quien durante muchos años fue su protector y consejero.
Aníbal González contrajo matrimonio con Ana Gómez Millán, hija del constructor y arquitecto José Gómez Otero, y perteneciente a una larga familia de arquitectos.
En 1.910, tras un concurso, fue nombrado arquitecto jefe de las obras de la Exposición Iberoamericana de Sevilla para el año 1.929, cargo en el que permaneció hasta principios de 1.927, pues dimitió debido a diversos roces con el nuevo comisario regio de la Exposición, José Cruz Conde. Fue sustituido por el arquitecto Vicente Traver.
El 9 de enero de 1.920 sufrió un atentado junto a su casa del que salió ileso. Le dispararon dos tiros que no llegaron a acertarle y del que fue autor un grupo anarquista del Sindicato de peones albañiles, relacionado con la huelga de la construcción que en aquellos días vivía Sevilla. La reacción contra el atentado fue una gran manifestación popular en su apoyo, que recorrió las principales calles de la Ciudad y finalizó delante de la puerta de su casa. Se dice que, desde entonces, Aníbal González iba acompañado por un guardaespaldas.
Para la Exposición Iberoamericana elaboró un anteproyecto que incluía cinco partes y que no fue llevado a cabo tal como aparecía en los planos y en la memoria presentada por Aníbal González. Como obras principales se ejecutaron tres palacios: el llamado Pabellón Mudéjar (actualmente Museo de Artes y Costumbre Populares, que es de estilo neomudéjar), el Pabellón de las Bellas Artes (actualmente Mueso Arqueológico, que es de estilo neogótico) y el Pabellón Real (claro ejemplo de arquitectura historicista), todos dentro del marco de la plaza de América, proyecto que realizó en el año 1.913.
En 1.914 elaboró el proyecto más ambicioso de toda la Exposición, constituido por la espectacular Plaza de España, que comprendía el gran palacio y la amplia plaza que lo rodea. Su ejecución se prolongó hasta el año 1.928, siendo inaugurada en 1.929.
El conjunto, uno de los espacios más grandiosos de la arquitectura contemporánea española, está formado por una plaza de forma semicircular de 200 metros de diámetro, bordeada por un canal que recorre 515 metros y que es atravesado por cuatro puentes que representan los cuatro antiguos reinos de España. Los edificios que envuelven la plaza se estructuran en un edificio central, alas con edificaciones intermedias y dos torres en los extremos, con una altura de 74 metros cada una. La construcción está realizada con ladrillo visto y amplia decoración de cerámica, artesonados, hierro forjado y repujado, y mármol labrado.
En 1.904 diseñó la fachada de la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla. De 1.910 es la Casa el Barril (antes hubo un bar así llamado) en la calle Tomás de Ibarra, de estilo neomudéjar.
En 1.914 construyó el pabellón de la Asociación Sevillana de Caridad, de estilo historicista y reformado, posteriormente por su cuñado Aurelio Gómez Millán, y que se halla situado a la entrada de la calle Reyes Católicos.
En 1.915, realizó la obra para la casa del marqués de Villamarta, situada en la esquina de la calle García Vinuesa con la avenida de la Constitución de Sevilla. En el año 1.916 restauró, con notable acierto, la torre de la Iglesia de San Marcos de Sevilla.
Entre 1.916 y 1.920 construyó la Capilla de los Luises, situada en la calle Trajano de Sevilla (adosada a la iglesia del Sagrado Corazón). En esta obra Aníbal González optó por el estilo neogótico, labrando el ladrillo con una gran maestría.
En 1.924, el Ayuntamiento le encargó la obra de la Capilla de la Virgen del Carmen, situada justo al final del puente de Triana, obra que finalizó en 1.928. De diminutas dimensiones, esta pequeña joya de la arquitectura sevillana viene a significar un símbolo del barrio de Triana y de su puente.
En 1.929 construyó la casa de la Real Maestranza de Caballería en el paseo de Colón de Sevilla.
El legado de Aníbal González también afecta a gran parte del urbanismo de la ciudad de Sevilla, pues fue él quien introdujo en las calles la decoración de naranjos y jardines, propio de las casas señoriales.
Profesional de gran capacidad creativa, su extensa obra no se limitó solamente a la proyección de edificios sevillanos, pues también realizó trabajos para algunos pueblos de la provincia de Sevilla, Antequera (Málaga) (Casa de los Serrailler), Jerez de la Frontera (Cádiz) (Estación de ferrocarriles), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) (chalet de los marqueses de Villamarta), Aracena (Huelva) (Casino de Arias Montano), Jabugo (Huelva) (el Tiro de Pichón), Isla Cristina (Huelva) (Casa Roselló), Almendralejo (Badajoz) (Círculo Mercantil y Hotel España) y Madrid (ampliación en 1.926 del edificio de ABC en el paseo de la Castellana).
También diseñó casetas de la Feria de Abril sevillana para grandes grupos y decoró escaparates en grandes almacenes sevillanos.
La última etapa de su vida fue muy dura para Aníbal González que, a pesar de ser invitado por el rey Alfonso XIII a la inauguración de la Exposición Iberoamericana, no llegó a acudir alegando su mal estado de salud, aunque, según se ha afirmado, en realidad se hallaba todavía muy dolido por el mal trato sufrido por parte del Comisario de la Exposición José Cruz Conde.
Su último proyecto era muy ambicioso: aunque se llegó a colocar la primera piedra por el rey Alfonso XIII, Aníbal González no pudo ver levantado su proyecto de la enorme basílica de 10.000 m2 dedicada a la Inmaculada Milagrosa que proyectó en 1.928 y que se iba a construir en los terrenos del Colegio Porta Coeli, en la Buhaira, adquiridos por la Compañía de Jesús. El proyecto, de corte neogótico, iba a tener dos torres de hasta 100 metros de altura, una fachada de 45 metros de alto, una plaza de 120 metros de diámetro y naves interiores de 40 metros de altura.
Junto a esta basílica se iba a construir también un centro de enseñanza, donde tendrían cabida mil alumnos y que contaría con dependencias para religiosos, profesores y alumnos, además de un gran salón de actos con capacidad para dos mil personas.
De aquel dorado sueño solo quedan los cimientos y el arranque del juego completo de pilares, que se pueden ver en la Huerta del Rey (actuales jardines de la Buhaira).
Su muerte, acaecida el día 31 de mayo de 1.929, provocó que una gran masa popular recorriera Sevilla el día de su entierro. Ochocientos taxistas se ofrecieron para llevar gratuitamente al cementerio a las personas que quisieran acudir al sepelio.
A pesar de haber sido un genio de la arquitectura, increíblemente Aníbal González falleció en la más absoluta pobreza, tal es así que, a su fallecimiento, su viuda y sus hijos no tenían una vivienda en propiedad siquiera, por lo que fue necesario que el vecindario de Sevilla hiciese una suscripción pública para comprar una casa y donársela a su familia.
Aníbal González está enterrado en el Cementerio de San Fernando de Sevilla. El panteón, que diseñó el propio arquitecto, es famoso por tener en su interior una copia del Cristo de la Expiración (El Cachorro).